jueves, 28 de mayo de 2015

Don Juan quiere conquistar el mercado nicaragüense

   
 Gráfico: Juan García / Foto: Cortesía El Vergel - Licor de Cacao Don Juan. 

Por: Manuel Bejarano.  

El licor de cacao Don Juan ha conquistado muchos paladares en el extranjero.

Muchos nicaragüenses ya lo han degustado, pero esta vez Don Juan va a la conquista de más nicas que consuman “buen licor”.

Don Juan, que hoy día también tiene licores de café y jengibre, se dispone a presentarse oficialmente en el país el próximo 4 de junio, en Alta Bar, Managua, informó Gerardo Páez, gerente propietario de El Vergel-Licor de Cacao Don Juan, la empresa que lo produce.

Lo hará en compañía de puros Santiago de los Caballeros, de Santiago Cigars, para demostrar que hacen una combinación perfecta.     


     
Licor de Cacao Don Juan.  


Cinco tipos de licores   

La empresa El Vergel, nombre que también lleva la finca donde se produce el cacao (en Rivas), comenzó a producir licor de cacao hace cinco años como parte de un proyecto emprendedor.

El proyecto fue reconocido con el premio “Empresa revelación del año” de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (Apen).

Actualmente, la marca de licor Don Juan tiene cinco líneas de licor a base de cacao, café y jengibre. Cuatro de esas líneas son dirigidas al mercado nacional y una para exportación.

“La empresa arrancó hace cinco años con una línea de cacao clásico, ahora tiene una línea de cacao extraespecial (una línea un poco más pura y menos dulce) y la línea superior (que es para exportación)”, explicó Páez.

Posteriormente comenzó a producir licor de café, con una variedad del grano conocida como maragogipe, que es un grano grande y bien aromático, lo cual le sirve a Don Juan para distinguirse en el mercado, según Páez.

En 2014, durante una feria de Apen, la empresa presentó por primera vez su licor de jengibre. Este, según Páez, nació con la intención de conquistar el mercado japonés, aunque en Nicaragua también ha tenido bastante aceptación.    

Mercado externo   

La empresa, luego de participar en varias ferias internacionales, comenzó a exportar licor de cacao Don Juan en pequeñas cantidades, principalmente a países europeos.

Hoy día, El Vergel exporta alrededor de 3,000 botellas anualmente.

“Hemos participado con los tres productos (licor de cacao, licor de café y licor de jengibre) en ferias internacionales en países como México, Alemania, Francia, Suiza, Holanda y Japón”, subrayó Páez.

Además, el licor Don Juan se está comercializando en cajas de cedro en el aeropuerto Augusto C. Sandino, en Managua, para que los turistas puedan llevarlo como suvenir a sus países.

La hora de conquistar más paladares nicaragüenses llegó para Don Juan.  

Gerardo Páez sostuvo que el licor de cacao, café o jengibre Don Juan puede tener múltiples usos y los nicaragüenses, que a veces creen que es un producto hecho en el exterior, tienen que conocerlos.

Don Juan, según Páez, está entre las mejores bebidas para acompañar un buen puro, usarse como base de cocteles, como digestivo o aperitivo y en postres y helados.

“Nosotros hemos estado tratando de comercializarlo también como base de cocteles. Todas las variedades de cocteles que se hacen hoy día con licores internacionales como Bayleys y Kahlúa se pueden hacer con licor de cacao”, subrayó.

El gerente propietario de El Vergel-Licor de Cacao Don Juan también destacó que ese producto tiene precios competitivos en comparación con los mencionados Bayleys y Kahlúa.  

Las líneas básicas de licor de cacao, café y jengibre andan por los US$12 la botella; el licor de cacao extraespecial anda en US$15 y el licor de cacao superior, que es el de exportación, en US$20 en los centros de distribución en el país.

Mientras tanto, comparó Páez, un licor Kahlúa anda entre US$25 y US$30 y un Bayleys entre los US$40 y US$60. “Los precios son competitivos y la calidad de nuestro producto ha salido superior en las catas, porque somos bien delicados al escoger nuestra materia prima”, subrayó.

Actualmente el licor Don Juan se vende en los supermercados La Unión, en selección nicaragüense (en Estelí y Matagalpa); Selva Negra, en Matagalpa; Ciudad Lounge, en Granada y en otros puntos de venta en San Juan del Sur.

De acuerdo con Páez, en el país se comercializan unas 2,000 botellas de licor Don Juan anualmente.

“Sabemos que hay un buen segmento de mercado que consume Kahlúa y por qué no se podría sustituir por un buen producto nacional a base de cacao, con manejo orgánico. Es un producto de una empresa familiar nicaragüense. El grano es orgánico y da toques diferentes a lo que ahorita se consumen como Bayleys y Kahlúa”, argumentó.   


Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni , Managua, Nicaragua.   
Sección: Economía. 
Jueves 28 de Mayo del 2015. 

Un productor que le entró a la apicultura

60 cubículos conforman el apiario de don Evelio Matamoros. Janeth Oporta Vásquez / END  
 60 cubículos conforman el apiario de don Evelio Matamoros.  

Por: Janeth Oporta Vasquéz.  

Don Evelio Matamoros, ingeniero en zootecnia y productor de Nueva Guinea, manifestó que durante sus estudios universitarios le impartieron conocimiento sobre apicultura, hoy esa experiencia adquirida durante sus estudios la está poniendo en práctica y de esta forma le saca el jugo al cultivo del café y a la producción de miel.

Matamoros dijo que las abejas africanizadas e italianas las trajo del Pacífico y que al inicio muchos de estos insectos murieron, y las que quedaron las ubicó en 60 cubículos, que le producen al año unos cinco barriles de miel. Dos de estos barriles los vende en la zona  y el resto lo vende a una empresa radicada en Managua, que paga C$700 por galón de miel y C$200 el litro.

Según Matamoros, la apicultura tiene la ventaja que no le quita mucho tiempo, “20 o 30 colmenas se revisan en la noche, lo que se puede hacer después de otras actividades. Si trabaja en la agricultura o en otras cosas, la revisión puede hacerse cada 10 días”, explicó. 

Beneficio  

Afirma que recibe llamados de otros lugareños que le piden que lleguen a retirar algún panal de abejas que de repente aparecen. “Yo voy y las traslado a mi propiedad y luego obtengo el beneficio de la miel”, afirma.

Según el presidente de la cooperativa de Fenacop en Nueva Guinea, Álvaro Ruiz, dijo que el clima húmedo de Nueva Guinea no es el mejor para la actividad apícola.  

Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni , Managua, Nicaragua.
Sección: Economía. 
Jueves 28 de Mayo del 2015. 
Fecha Original: Miércoles 27 de Mayo del 2015. 

La Flor, finca agroturística que se debe conocer

Mayra Figueroa, hija de don Pedro Figueroa.  
 Mayra Figueroa, hija de don Pedro Figueroa.     



Si usted pregunta en cualquier esquina del poblado de Nueva Guinea, ¿dónde vive don Pedro Figueroa?, cualquier persona le orienta. Ante la posibilidad inmediata de una respuesta viene detrás otra interrogante ¿Por qué don Pedro es tan conocido? La razón es simple. Es un productor que ha hecho todo bajo su propio esfuerzo.

Pedro Figueroa es propietario de la finca La Flor, ubicada a 2 kilómetros del pueblo. Esa finca manda a realizar cualquier cantidad de consultas sobre cómo este señor ha tenido la capacidad de construir el área en la integración y diversificación casi perfecta de una cantidad ya casi incontable de variedades de frutos, tubérculos, granos, entre otros.

Su historia la resume de la siguiente manera: ha sido 28 años destructor (porque antes usaba agroquímicos dañinos), 20 años transcurrieron entre una y otra capacitación  y ya cuenta 20 años de ser promotor de cambio. Pero él sabe que es difícil, aunque no se desanima ante nada y por eso sigue apoyando a otros productores del municipio.

Este productor, quien tiene un largo conocimiento en temas de agricultura sostenible, muy a pesar de que su aprendizaje fue a base de talleres de capacitación, la prueba y el error, no ha devenido de aulas universitarias o técnicas, es además una persona que mira hacia el futuro.

Debido a que la propiedad se ha convertido en una finca de referencia, por la cual varios organismos ligados a la producción la utilizan para mostrar la eficiencia y diversidad productiva, es que Figueroa se planteó un nuevo reto: combinar la agricultura sostenible con el turismo.  

Un plan de negocios   

Con eso en mente y luego de un comentario que le expresaron, conoció de TechnoServe y el programa Impulsa tu Empresa. Sin dar un paso atrás orientó a su hija Mayra, para que  inscribiera la idea de negocios que tenían. La suerte estaba echada y La Flor resultó clasificada entre una serie de aplicaciones. Fue así que durante dos meses, por medio del programa de emprendimiento, recibieron capacitaciones para formular su plan de negocios.

La primera etapa del proyecto agroturístico estaba pensada para tener un servicio de alojamiento con alimentación derivada de la producción de la propia finca, así como la señalización de senderos por los cuales el visitante será capaz de conocer cómo se cultiva de forma sostenible o los resultados asombrosos que se obtienen de frutos sanos, grandes y sobre todo adaptados al clima de trópico húmedo de esa región.

Para recorrer por completo esa finca y tener la oportunidad de conversar con su propietario, los interesados deberán disponer al menos de 3 horas, ya que don Pedro es un maestro innato y no pierde oportunidad para enseñar todo lo que puede.    


Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni , Managua, Nicaragua.  
Sección: Economía. 
Jueves 28 de Mayo del 2015. 
Fecha Original: Miércoles 27 de Mayo del 2015.


Arte para las madres

La propietaria de Alearte, Aleyda Rosales, exhibe algunos de los productos que tendrán a la venta desde mañana en su tienda, donde podrá encontrar un regalo para mamá.
LA PRENSA/ M. VALENZUELA  
 La propietaria de Alearte, Aleyda Rosales, exhibe algunos de los productos que tendrán a la venta desde mañana en su tienda, donde podrá encontrar un regalo para mamá.  

Alearte es una empresa que se enfoca en la calidad a precio justo.


Por: Yohany López.   

Pintora de profesión y maestra por vocación, Aleyda Rosales, propietaria de Alearte —un negocio dedicado a la elaboración de manualidades y artesanías de alta calidad— posiciona su oferta en un mercado que es cada vez más exigente.

“La venta de artesanías o manualidades es un negocio rentable y muy satisfactorio, pero requiere de bastante esfuerzo para que la población reconozca y aprecie el arte de las manos locales”, dice Rosales.

Inició su camino en 1987 en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, bajo la dirección de Guillermo Rivas Navas, pero su paso fue rápido, ya que Rosales siente que contó con las bases necesarias para la aplicación de los colores.

“Aprendí todo sobre pintura: acrílico, óleo, lápices de colores y carboncillo y lo suficiente para dedicar mi vida al arte”, manifestó.

Entre los primeros materiales que Rosales aprendió a utilizar fue el porcelanicrón, mismo que combina con otros elementos como madera, mecate, yeso, barro. Y en esa travesía de aprendizaje elabora artículos finos para hogar y oficina, de metal, repujado, foami y todo tipo de tarjetería.  

MUY COTIZADA  

Familias nicaragüenses como la Chamorro y Pellas han reconocido el valor de las manos de esta emprendedora, la que desde la década de los noventa inició vendiendo sus manualidades y artesanías a algunas amistades.

El auge de Alearte viene con la participación de Rosales en ferias locales y departamentales, donde se fue dando a conocer y llevando sus esfuerzos a un nuevo nivel.  

“Yo elaboraba mis piezas y las vendía a personas cercanas, pero con el tiempo tuve la necesidad de establecer mi tienda donde la gente pueda encargar lo que guste y a su particularidad, ya que aquí nos ajustamos al pedido de cada persona”, explica Rosales.

Su pasión por el arte, las manualidades y las artesanías la llevó en 2003 a las aulas de clases del Colegio Calasanz en Managua, donde por 12 años ha inspirado a cientos de estudiantes y les ha compartido ese grano de amor por el arte nacional.

“Pero no solo eso, sino que ellos mismos descubran en su gama de capacidades que cada persona lleva un artista en su interior”, expresó Rosales, quien se siente una mujer apasionada por la calidad de los productos que vende a sus clientes. 

Aleyda Rosales de Ale Arte  


DOS DÍAS DE EXPOVENTA   

Desde corazones de cartón, bomboneras reciclables y cofres de madera, Alearte estará ofreciendo sus mejores productos en ocasión del Día de las Madres.

Según su propietaria, Aleyda Rosales, a partir de mañana viernes a mediodía estarán exhibiendo una gama de artículos con precios desde cincuenta córdobas.

“Queremos brindarle a la población en general una oportunidad de encontrar finos detalles para las madres de familia, para las abuelitas o tías y que encuentren con nosotros una opción viable para regalar”, sostiene Rosales.

La expoventa la realizará hasta el sábado 30 de 8:00 a.m. a 6:00 p.m., de la parada de buses del Estadio Cranshaw, cuadra y media al sur, a mano derecha.   

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni . 
Sección: Economía. 
Jueves 28 de Mayo del 2015.  


Excelencia en Keiser

Los estudiantes  presentaron innovadores productos.
LA PRENSA /CORTESÍA    
 Los estudiantes presentaron innovadores productos.   

Los estudiantes de Mercadeo de Keiser University, Campus Latinoamericano, realizaron recientemente sus novedosas presentaciones y trabajos finales grupales de fin de curso.

El trabajo más destacado de este semestre de primavera 2015, conforme a doce criterios utilizados por la profesora del curso, Alicia Martínez, fue el realizado para la empresa Prima Donna por el grupo conformado por los estudiantes Nidia Dávila, Kathia Salazar, Priscilla Gutiérrez, Erika Sevilla y Xiomara Lanuza. 

El éxito del trabajo no solo se debió al desarrollo de una estrategia de crecimiento desarrollando un nuevo mercado, basado en un estudio que sigue una metodología científica, sino por el apoyo decidido del gerente general de Prima Donna en aplicar las recomendaciones que resultaron de la investigación.  

Otros trabajos destacados incluyeron innovadores productos en el sector de la industria de alimentos y servicios agropecuarios, los cuales están siendo presentados por los estudiantes a posibles inversionistas.

La presentación forma parte del curso de Investigación de Mercadeo, que pone bajo intensa prueba no solo las habilidades de investigación de los estudiantes, sino también de aplicación de conceptos de Mercadeo para preparar estrategias que resuelvan un problema o aprovechar una oportunidad, ya sea de una pequeña o mediana empresa. 

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua. 
Sección: Empresariales. 
Jueves 28 de Mayo del 2015. 

viernes, 22 de mayo de 2015

No hay edad para emprender

Donald Flores Blandino apuesta  a los diseños inspirados en el arte precolombino.
LA PRENSA/ M. VALENZUELA    
 Donald Flores Blandino apuesta a los diseños inspirados en el arte precolombino.  

 A sus 22 años, Donald Flores Blandino director creativo de Madre Culture encontró en artículos de cuero su negocio, mismo que quiere diversificar conuna línea de ropa y artículos de palma.  


Por: Yohany López.    

 Convertirse en el dueño de un negocio, si bien es atractivo para muchos profesionales egresados, es todo un mundo de constante aprendizaje. O al menos ese es el pensamiento de Donald Flores Blandino, director creativo de Madre Culture, un negocio que pronto cumplirá su primer año y lo hará ganando espacio en la oferta nacional y en países como Panamá y Holanda.

Madre Culture es un negocio enfocado en la producción de artículos como bolsos, billeteras, portacelulares, entre otros, que combinan lo autóctono con diseños bohemios, que buscan la comodidad y frescura, explica Flores.   

Inició produciendo 12 prototipos para un proyecto que era parte de su forma de culminación universitaria, pero al ver la aceptación, al menos de sus amistades, se dio cuenta que ahí estaba la oportunidad de hacer de su idea una realidad que le generara ingresos.  

Donald Flores Blnadino, Director Creativo de MADRE CULTURE  
Donald Flores Blnadino, Director Creativo de MADRE CULTURE


“Todo inició como un proyecto para graduarme. El que debía incluir el manejo de marca, tendencia de moda y diseño de un producto, estos fueron básicamente nuestros primeros pasos”, recuerda el emprendedor de 22 años.

“Fueron unos 1,500 dólares que me facilitaron mis padres para emprender la primera etapa de Madre Culture. Con ello logramos producir unas sesenta piezas que vendimos con bastante satisfacción entre amigos y conocidos”, manifestó.

Pero además de la producción de piezas con diseños que retoman el arte precolombino, Flores utilizó el capital semilla para adecuar una sala de exhibición que fuera multiusos. 

 
Donald Flores Blnadino, Director Creativo de MADRE CULTURE.  


A la fecha el emprendedor produce unas cien piezas al mes, conforme pedidos previos. Y pretende que Madre Culture se consolide en la mente de jóvenes entre 19 y 35 años, como una marca de preferencia y de uso cotidiano.

“Más que un artículo de compra regular, las carteras, bolsos o billeteras de Madre Culture, forman parte del estilo de vida de jóvenes espontáneos, que les gusta viajar y conocer sobre la historia del país que están”, expresó.    

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OTRA PLATAFORMA   

Donald Flores Blandino es consciente que parte de la experiencia que vive con Madre Culture no hubiera sido posible sin el acompañamiento de especialistas que le apoyaron a definir mejor su idea de negocio.

“El año pasado (2014) participé en el programa Impulsa tu Empresa (que ejecuta Technoserve), donde mejoré mucho más y aprendí bastante sobre la administración de negocios y mi idea fue perfeccionando”, admite Flores, quien cree que cualquier persona que quiera hacer realidad su propia idea de negocio, debe de acompañarse de otras que le aconsejen y le brinden ese empujón que los emprendedores necesitan para posicionarse con fuerza en el mercado local.    

NUEVAS ALIANZAS PARA CRECER  

El director creativo de Madre Culture afirma que su participación en Impulsa tu Empresa le permitió hacer nuevos contactos. Entre ellos conocieron a la diseñadora de modas Shantall Lacayo, quien le permitió que ofreciera sus productos en su tienda Código 505, en San Juan del Sur, Rivas.

“Shantall también nos ha invitado a que este 2015 participemos en el Nicaragua Diseña, que sea otro de los espacios donde la marca se pueda proyectar”, dijo.

Flores afirma que, “con otra empresa de confección de camisas estamos negociando una alianza para que ellos produzcan blusas con nuestros diseños. Ellos venden la camisa, nosotros el concepto y entre ambos vender nuestros productos”, aseveró.

La meta, según Donald, es que a mediano y largo plazo vendan —además de artículos de cuero— accesorios de palma y una línea de ropa que combine con el concepto autóctono de esta nueva marca, donde una persona puede encontrar artículos con precios desde 25 hasta 65 dólares.  

CONTACTO 

Donald Flores Blandino, director creativo de Madre Culture.

  • Teléfono 8484 1518
  • Correo: madreculture@gmail.com
Están en

 


Facebook
como MadreCulture y en Twitter: @madreculture.

La sala de exhibición es en la Colonia Centroamérica, de la entrada al colegio Zacarías Guerra, a mano derecha. P. 975

Menta y Lila Boutique en Altamira y Código 505 en San Juan del Sur, Rivas.  


Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua. 
Sección: Reportaje Especial.   
Viernes 22 de Mayo del  2015.   


 



viernes, 15 de mayo de 2015

Quiere endulzar el mundo

Managua: Miel Bii Bii  

Aurora Zeas es una emprendedora que encontró en la venta de miel una mina para explotar. Su meta es conquistar el mercado internacional y por ahora se prepara para entrar a Estados Unidos. 

Por: Yohany López.  

Aunque muchos productores de miel en Nicaragua se quejan que su demanda es escasa, Aurora Zeas, gerente general de Zeas Apícola, se dio cuenta que al darle valor agregado a este producto podría obtener mejores ingresos. El camino hacia la legalización de su idea de negocio fue largo y hasta cansado, pero al tocar las puertas de clientes en otros países Zeas se ha dado cuenta que los esfuerzos dejan gustosos frutos.

Inició con cinco colmenas en 2010 y fue en 2011 que se constituyó Zeas Apícola y compañía limitada. Según su gerente propietaria administran la marca Biibii en miel y mediante encargos previos ofrecen jalea real y miel con polen.  

“Lo más cansado son todos los permisos que uno debe obtener para poder operar, pero todo esfuerzo trae su recompensa”, afirma la emprendedora, quien dice que actualmente son cinco personas quienes trabajan en la empresa y cuatro de forma indirecta.

¿En qué se inspiraron para el nombre?

Surge del sonido particular que emiten las abejas y que solo se logra escuchar cuando vuelan cerca del rostro u oídos de una persona.

Zeas recuerda que en sus inicios lograron producir en un año 175 kilogramos de miel, y para el cierre de 2014 habían logrado 16,500 kilogramos. “Después de la formalización de la empresa iniciamos un proceso de capacitación y abrirnos oportunidades en cualquier feria que pudiéramos participar. Incluso cuando participé en el programa Emprendimientos Dinámicos, de la Cámara de Comercio, logramos obtener contactos y clientes; esa fue una de nuestras primeras plataformas”, recuerda.

El inicio fue con cinco colmenas y ahora cuentan con 92. “Cada una posee diez panales y cada panal unas diez mil abejitas”, explica.

Los apiarios están ubicados en diferentes partes del país: en Mateare, Los Brasiles, El Tuma y en San Francisco Libre.  

Inició con cinco colmenas en 2010 y fue en 2011 que se constituyó Zeas Apícola y compañía limitada. LA PRENSA/ Y. LÓPEZ  

 Andrea Zeas inició con cinco colmenas en 2010 y fue en 2011 que se constituyó Zeas Apícola y compañía limitada.  


Actualmente las oficinas de Zeas Apícola están ubicadas en las Delicias del Volga, pero construyen una planta en el kilómetro 13 de la Carretera Nueva a León.

Esta planta —cuenta su propietaria— está en gestiones para obtener la certificación ISO 9001, que les respalde para entrar a otros mercados. 

A INNOVAR   

Después de años de esfuerzos en promoción Aurora Zeas afirma que han logrado importantes clientes y que han podido colocar sus productos en supermercados La Colonia, el comisariato de la Policía Nacional, supermercados Portas, Stop and Go, poseen un distribuidor que ofrece la miel en farmacias del país e incluso venden a hoteles y restaurantes.

Para la gerente propietaria de Zeas Apícola que administra la miel Biibii, la calidad de su producto es la que sostiene sus ventas, ya que sus compradores por eso los vuelven a pedir.

“También estamos pensando en la creación de caramelos de miel y jarabes de miel para la tos que sean adquiridos por la población”, explica Aurora Zeas.

Todo ello en un proceso de constantes innovaciones que aspiran mantener con el propósito de posicionarse en el mercado nacional.  

AHORA VAN POR EL EXTERIOR  

Y lo que inició como el sueño de exportar miel nica al exterior, se concreta poco a poco según Zeas, con el acercamiento que han tenido con dos compradores en Estados Unidos, uno en Miami y otro de Texas que les visitan en estos días.

“Otro de los mercados más viables que hemos considerado es el costarricense por la cercanía y los hábitos de consumo que ellos tienen”.

A mediano plazo, el deseo es llevar a Biibii y los otros productos registrados bajo esta marca al mercado europeo.

Para Zeas es de vital importancia que cualquier emprendedor escriba sus sueños y metas y busque el asesoramiento de organizaciones especializadas que brindan seguimiento a las pymes.

“Que sueñen, pero que modelen y hagan su plan de negocio como una guía que determina y aclara la idea”, dijo Zeas.

Esta emprendedora también reconoce el apoyo que han recibido mediante el programa Impulsa tu Empresa que ejecuta la organización de soluciones empresariales contra la pobreza, TechnoServe.  

CONTACTO  

Aurora Zeas, gerente general de Zeas Apícola y Compañía Limitada.

Dirección: Planta, kilometro 13 carretera nueva a León y las oficinas en Delicias del Volga 1 c al oeste y media cuadra al sur.

Teléfonos: 2268 4326, 8854 8789, 8577 8890.

Correo electrónico: info@biibii.mobi aurora@grupozeas.com

www.biibii.mobi

En  facebook como ZeasyCiaLtda


Tomado del diario digital. www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua.  
Sección: Reportaje Especial. 
Viernes 15 de Mayo del 2015.  

viernes, 8 de mayo de 2015

El Cerro Negro a toda velocidad

Aventura. En el volcán más joven de Nicaragua la práctica del sandboarding se va popularizando. Turistas nacionales y extranjeros desafían las faldas de este cráter.   


   

Un guía muestra la maqueta, a los turistas nacionales y extranjeros, donde se indica el recorrido del Volcan Cerro Negro.


    

Oficina de Atención a los turistas nacionales y extranjeros.  




 

Turistas nacionales y extranjeros a la orilla de la camioneta, que los llevará al Volcan Cerro Negro.


     

Un turista extranjero disfruta en deslizarse en el Volcan Cerro Negro. 


 

Un turista nacional esta deslizandose y recorriendo el terreno del Volcan Cerro Negro.


Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni, Managua, Nicaragua.
Sección: Galería.
Viernes 08 de Mayo del 2015.  

Venció el desempleo con una idea

Familys Pizza  se ha convertido en una fuente de ingreso para unas 24 familias, repartida  en cuatro locales en Managua, y la meta de su propietaria, María José Salmerón (al centro),  es seguir creciendo para abrir más plazas.
LAPRENSA/O. Navarrete  

Familys Pizza se ha convertido en una fuente de ingreso para unas 24 familias, repartida en cuatro locales en Managua, y la meta de su propietaria, María José Salmerón (al centro), es seguir creciendo para abrir más plazas. 

El desempleo en 2008 parecía que le iba a ganar la batalla a María José Salmerón, pero lo venció con una idea de negocios.


Por: Wendy Álvarez Hidalgo.   

En 2008 doña María José Salmerón Chirip pasó a engrosar el desempleo que en ese momento afectaba a más de 140 mil nicaragüenses, según cifras oficiales. Después de varios años de trabajar como oficinista para una empresa norteamericana, esta cesó sus operaciones y estando embarazada María José quedó sin empleo. Su preocupación se acentuaba cada vez que recordaba que además de preparar la llegada de su bebé, también debía asegurar el pago de la universidad de su hijo mayor.

Eran días difíciles en la familia de esta ahora empresaria. Cualquier decisión que tomara sobre el uso que le daría a su liquidación y ahorros que por años acumuló, iba a determinar el futuro económico de su hogar. Sabía que no podía fallar, una decisión financiera errada iba a acabar con cualquier posibilidad de ofrecerle a sus hijos una vida digna. En su manos tenía seis mil dólares.  

 

 Las pizzas son sometidas a controles de calidad para asegurarse que no pierdan el sabor e higiene que las caracteriza.     


“Me preguntaba ¿qué podía hacer?”, afirma María José, ahora convertida en dueña de cuatro locales de pizza en Managua. Y fue en la pizza que encontró la fórmula para vencer el desempleo en noviembre de 2008, así como el camino para convertirse en una exitosa empresaria en el mundo culinario nicaragüense. 

En plena incertidumbre económica, María José notó que uno de sus vecinos estaba abriendo una pizzería, que le estaba yendo muy bien. De ahí surgió la idea de pedirle a un joven que las preparaba apoyo para aprender la receta. 

 

De los cuatro locales, tres están inscritos formalmente y están en proceso de registrar el cuarto. Además la empresa apuesta por diversificar el menú, agregando la comida rápida.   


Una vez que María José y su esposo aprendieron cómo prepararlas, decidieron vencer sus miedos a fracasar y lanzarse a esta aventura llamada Familys Pizza.

Cuando comenzaron en el barrio San Judas con un primer local solo se atrevieron a poner en un estante 13 pizzas, las que promocionaron entre los vecinos. Pero siempre persistía el miedo. “¿Voy a vender? ¿No las voy a vender? ¿No les va a gustar las pizzas?”, eran las inquietudes que tenían paralizada a María José en los primeros días que decidió echar a andar el negocio.



Doña María José Salmerón supervisa todas las tardes sus locales.    


Para su sorpresa, la demanda de las pizzas que conservan la calidad, sabor y textura que venden las transnacionales, fue creciendo aceleradamente. “El primer día que abrimos el negocio no fui a abrirlo, fue mi esposo, mientras que me quedaba muy inquieta sobre lo que iba a pasar con las ventas”, recuerda.

Y sorpresa: en media hora vendió las 13 pizzas que había preparado para ese día. Pero antes, María José cuenta que durante varios días hicieron pruebas del producto de diferente calidad y sabores. “Fueron treinta pizzas que hicimos y solo nos quedamos con 13 para el primer día”.

El primer local se abrió en noviembre de 2008 y para diciembre ya estaban produciendo cuarenta pizzas los días de semana y sesenta los fines de semana por día.  

FUENTE DE EMPLEO   

Además de aliviar las cifras de desempleo, María José también ayudó en principio a garantizar el ingreso a otras dos personas, cuya planilla después de casi siete años ahora la integran 24 trabajadores.

Al ver el rápido crecimiento de la demanda, esta empresaria decidió en 2009 trasladarse a un local más amplio, siempre en el barrio San Judas.

Uno de los momentos más complicados para esta emprendedora fue cuando le tocó sustituir los tacones y vestimenta de oficinista por delantales para atender a los clientes. “Eso de venir y ponerme un delantal e ir a una mesa para tomar un pedido a los clientes, sentía mucha pena, pero luego comprendí que era mi negocio, que debía impulsarlo y superé ese situación”, cuenta.

La apuesta de esta empresaria es continuar creciendo y diversificar el menú. Y lo está haciendo. Ahora en los establecimientos no solo ofrece pizza, sino que está incorporando postres y comida rápida. Y si de ingredientes se trata hay para todos los gustos: peperoni, salchicha, hawaiana, suprema, de salami, de carnes, entre otras.   

   

 Cada semana producen entre novecientas y mil pizzas en sus cuatro locales.  


Ahora María José compagina su vida de madre y esposa con sus negocios. En las primeras horas del día es madre de familia, y desde la 1:00 de la tarde empieza a arquear los ingresos de los establecimientos, luego recorre cada uno de ellos para asegurarse de que se esté garantizando la calidad de las pizzas y la atención personalizada a los clientes. A la 1:00 de la mañana es su hora habitual de ir a la cama.

¿Qué le ha garantizado ese crecimiento? “Creo que la disciplina, la buena administración y la calidad”, afirma esta emprendedora quien aclara que también están reinvirtiendo las ganancias y ahorrándolas.

Cuando María José mira hacia atrás se da cuenta del éxito que ha conquistado: comenzó produciendo 13 pizzas y ahora vente hasta 120 diarias.  

CONTACTO  

Propietaria: María José Salmerón
 
Correo electrónico: jonysalme@gmail.com

Familys Pizza está ubicada en San Judas frente al mercadito Edgard Lang. En Villa Libertad frente donde fue el molino La Sabana, junto a la miscelánea y frente a Ixchen. Para esas localidades el número de atención es el 88862915 y en Jardines de Santa Clara, de La Perfecta cinco cuadras y media al lago a mano derecha y el número de atención es el 88786456.

La página en Facebook: Familys Pizza.   

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua.   
Sección: Reportaje Especial. 
Viernes 08 de Mayo del 2015. 

jueves, 7 de mayo de 2015

Los sombreros de don Fernando

Fernando Alemán, de 96 años, sigue trabajando como hace cincuenta años  en el oficio de hormar sombreros. Su especialidad fueron los borsalinos, barbisio y stetson.
LA PRENSA/ A. MORALES    

 Fernando Alemán, de 96 años, sigue trabajando como hace cincuenta años en el oficio de hormar sombreros. Su especialidad fueron los borsalinos, barbisio y stetson. 

 Horma sombreros desde hace más de medio siglo. Todavía lo hace, pero con menos frecuencia porque ahora la gente compra imitaciones mexicanas y chinas.

Por: Amalia Morales.  

Don Fernando Alemán, 96 años, de entrada refunfuña. Camina despacio, pero firme, sin titubear. Dice que si en estos tiempos le cae un sombrero a la semana para hacer o arreglar, es mucho. Que ahora no es como antes que la gente usaba sombreros de verdad y que los daba a hacer. Él sabe que hay montones en los mercados que tienen demanda por el sol y por moda, “puras imitaciones”, comenta, pero está convencido de que ya no se hacen con la calidad de antes un borsalino, barbisio o un stetson de fieltro como los que inmortalizó el general Augusto C. Sandino en la década de los treinta.

Don Fernando primero está de pie, junto a la mesa donde tiene varias hormas de sombrero, oficio al que se ha dedicado la vida entera, y luego da unos pasos, lentos pero certeros, y se acomoda sin dificultad en la silla plástica roja que está a un lado de la puerta. Un poco más relajado cuenta sus primeros pasos por el mundo de los sombreros.  


7,000 córdobas puede ser el costo de un buen sombrero, con materiales que garanticen durabilidad y que no se dañen cuando llueva, explica don Fernando Alemán, quien asegura que el tamaño estándar de las cabezas es entre los 56 y 57 centímetros.   



Don Fernando nació en Masaya, pero “muy chavalo” se vino a buscar vida a la capital. Llegó a Managua en 1944. Había una sola ruta, muchos coches y todavía no se reponía del terremoto del 31, según recuerda este hombre que cursó la escuela hasta tercer grado, pero que halló trabajo y oficio en los negocios de sombreros de los hermanos Ronaldo y Arnaldo Vargas Vásquez, quienes eran hijos de su madrina y propietarios del Palacio de los Sombreros y la Casa de los Sombreros, como se llamaban ambos negocios, que se destruyeron con el terremoto de 1972.

“Todo lo que se usaba se traía de Italia”, recuerda don Fernando, a quien un día sus jefes escogieron para viajar a México y ser capacitado en el uso de máquinas para fabricar sombreros.

Estuvo allá un par de meses y luego vino a reproducir lo que había aprendido.

Un sombrero, según don Fernando, se compone de dos piezas: la copa y el ala, pero alrededor hay muchos otros detalles, como la cinta, el ancho del ala, la forma de la copa, baja o alta, con dobleces, que le terminan dando el “piquete” y estilo a un sombrero.

Recuerda don Fernando que hubo una época en que a las mujeres les gustaba usar el sombrero cordobés, porque tiene un ala recta, tendida y una copa bajita. En las fiestas hípicas de algunos pueblos todavía es común que las mujeres usen este tipo de sombrero, que puede ser de cualquier color, pero generalmente se usa en negro o marrón. 

Fátima Alemán,  penúltima hija de don Fernando Alemán. Ella lo apoya en sus quehaceres y también ha aprendido el oficio de su padre.  LA PRENSA/ A. MORALES

 Fátima Alemán, penúltima hija de don Fernando Alemán. Ella lo apoya en sus quehaceres y también ha aprendido el oficio de su padre.  


TALLER PROPIO   

“Cuando comenzó la tembladera nos fuimos para Masaya”, dice don Fernando, y se refiere a los días aciagos que vivió Managua después del terremoto de 1972 y a la salida con su familia, su esposa y sus hijos.

Volvieron a las semanas, cuando todo estaba en el suelo. El Palacio y la Casa de los Sombreros se habían borrado del mapa como gran parte del centro de la capital. Había que comenzar de nuevo. Con el tiempo se instaló en el sector de El Paraisito. “Todo esto era potreros”, comenta el anciano, que se levanta a las 5:00 de la mañana y se acuesta a las 6:30 de la tarde, luego de que su hija Fátima le prepara el café con leche y pan.

Don Fernando se detiene a contar su historia en El Paraisito. Había un señor que miraba que él era muy trabajador y le ofreció alquilarle una casa esquinera, en la que no había una gran construcción. “Don Fernando, usted es trabajador, le alquilo aquella casa por cuatrocientos pesos”, le dijo. A don Fernando le pareció una fortuna, pero su esposa lo animó, alquiló el lugar y comenzó con su “Hormadería D sombreros”, como se lee en una de las paredes que da a la calle.  

EL SANDINISMO LO SEPULTÓ 

Allí floreció y decayó su negocio. “Antes de la guerra”, repite varias veces don Fernando en alusión a una época mejor. Tuvo un cliente mexicano que llegaba todos los sábados a retirar pedidos de varios miles de sombreros. Se apreciaba mucho el producto que aquí se hacía. En ese momento, don Fernando tenía ocho trabajadores. “Se trabajaba por turnos”, dice su hija Fátima, quien oye la conversación. “A veces uno se acostaba hasta las 2:00 de la mañana trabajando”, dice don Fernando, quien se queja de varios males de salud, entre ellos de la vista. Dice que no mira lo suficiente como para sentarse en una máquina y coser sombreros. Eso lo hace ahora su hija Fátima, quien ha aprendido el oficio, lo mismo que sus otros hijos.  

CON 96 AÑOS Y EN BUS  

A pesar de sus quejas, don Fernando no ha perdido la energía. Por lo menos una vez a la semana se levanta muy temprano, cruza la calle —anda sin bastón— para tomar un bus en ruta al Reparto Schick, donde vive otra hija. Allí va a misa, es muy católico, y después de la eucaristía pasa a ver a su hija y a tomarse un café con ella. A eso de la 1:00 de la tarde, la hija lo encamina a la parada para que vuelva a tomar el bus y regrese a su casa. Dice que se halla buseros amables, “algunos hasta se bajan y me ayudan a bajar”, dice este hombre para quien “el sandinismo” en los ochenta acabó con su negocio. “Yo tenía 17 millones de córdobas y me salieron con 10,000”, dice sobre los días de devaluación. “Ahí me fui truncando”, cuenta y a eso le suma que ahora la gente compra cualquier cosa por sombrero. Algunos buenos compradores viven en los departamentos y no vienen a Managua por miedo, dice él. Su hija, por ejemplo, ahora está resolviendo un pedido de sombreros para Rivas.

Pero la mayoría de los compradores se conforman con las imitaciones mexicanas o chinas, comenta este hacedor de las famosos borsalinos, quien irónicamente prefiere la gorra a los sombreros, la que lleva puesta no se la quita ni siquiera bajo la sombra. Fátima intenta sugerirle que se la quite para las fotos, pero él con un guiño en el brazo le dice que no, que “así con la gorra”, va a salir.
 
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HIJOS VIVEN DEL MISMO OFICIO  

Fátima Alemán cose en la máquina Singer las alas de varios sombreros de tela que debe entregar en estos días. Dice que llegan diseñadores para encargarle sombreros, boinas y gorros para eventos específicos. Los otros hijos de don Fernando también aprendieron el oficio y de eso viven. Fátima comparte que el costo de los sombreros que ella confecciona varían: desde 200 córdobas hasta 70 las boinas y sombreros con viseras de alas muy anchas. La gente los pide así por el sol.

El taller de don Fernando, donde habitan él, su hija y un nieto, está situado del semáforo de la Tenderí, dos cuadras al sur a mano izquierda. El número celular de contacto es el 85334722.  

A pesar de que su visión  ha disminuido, don Fernando todavía anda en buses.  LA PRENSA/ A. MORALES      

 A pesar de que su visión ha disminuido, don Fernando todavía anda en buses.    

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua.    
Sección: Reportaje Especial.  
Jueves 07 de Mayo del 2015. 




miércoles, 6 de mayo de 2015

Mujeres nicaragüenses cocinan con energía solar para cuidar su salud y el ambiente

Una de las mujeres beneficiadas.  

 Cada cocina cuesta 250 dólares, pero ellas sólo pagan el 14% en cuotas favorables, gracias a la colaboración de la Fundación Proyecto

Solar
para Mujeres Nicaragüenses.   

Por: Agencia de Noticias AFP. 

Dora pasó décadas cocinando con leña a la usanza tradicional, sufriendo los efectos nocivos del humo. Pero su calidad de vida cambió desde que en el patio de su humilde casa funciona una extraña estufa de vidrio y metal gracias al sol abrasador de Nicaragua.

"Estas cocinas son de gran ayuda para las mujeres. Cuando cocinaba con leña sentía algo en la cabeza, que me afectaba los ojos y los oídos", dice a AFP Dora Jirón, una maestra jubilada de 64 años de la ciudad de Diriomo, en la provincia de Granada, 64 km al sur de Managua.

La imagen contrasta con la estampa bucólica de mujeres pobres y campesinas nicaragüenses que en los solares de sus casas, y hasta en la calle, palmean tortillas de maíz, hacen dulces o frijoles en cocinas de barro o de lata, entre la humareda de la leña ardiendo. 

Unas 20 millones de personas utilizan leña para cocinar en Centroamérica, sobre todo en Nicaragua, Guatemala y Honduras, según un estudio del Banco Mundial del 2008.

Pero, aunque sea una tradición, su uso es dañino tanto para el ambiente como para la salud.

Según una investigación del geógrafo y ambientalista Jaime Incer, la leña representa el 57% del consumo nacional de energía en Nicaragua, "lo que significa una insoportable tala de bosques".

Esa una de las causas de que el potencial forestal del país se redujera de siete a cuatro millones de hectáreas en los últimos 70 años, según Incer.

Y, con el auge de las energías renovables, la estufa solar es una alternativa.

Además, el humo de la leña provoca "infecciones respiratorias agudas en la población, irritaciones en ojos, bajo crecimiento intrauterino de fetos y eventualmente cáncer de pulmón", advirtió un informe del gobierno.  

Por eso, hace cinco años, Dora decidió probar las estufas solares que ofrecía una fundación. Ahora ahorra 26 dólares de leña al mes, su salud mejoró y puede ocuparse de otros quehaceres sin preocuparse por el fuego.

La cocina es un horno de medio metro cuadrado que absorbe la energía solar a través de un cristal, con ayuda de un reflector en la tapa. Adentro hay una plancha de metal que se calienta y sobre la cual Dora tuesta granos de café y maíz, cocina carnes o postres.

Unas 50 mujeres han adquirido esas cocinas en Diriomo, una ciudad de raíces indígenas famosa por sus rosquillas, sus dulces y sus brujos, que dicen haber heredado la magia negra de sus antepasados.

Dora es parte de 804 mujeres beneficiadas desde 2006 por la Fundación Proyecto Solar para Mujeres Nicaragüenses (Fuprosomunic), que en febrero ganó el premio de Buenas Prácticas Manufactureras de Dubái.

Cada cocina cuesta 250 dólares, pero las mujeres sólo pagan el 14% en cuotas favorables, explica a la AFP la presidenta de Fuprosomunic, la ingeniera química Mercedes Álvarez.  

Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni, Managua, Nicaragua. 
Sección: Nacionales.
Miércoles 06 de Mayo del 2015.  
Fecha Original: Martes 05 de Mayo del 2015.  


domingo, 3 de mayo de 2015

El Banco de los García Calero

Juan Carlos García Calero muestra una fotografía de sus padres y hermanos que adorna una de las paredes de  la casa donde nacieron y se criaron todos y donde él habita actualmente.  

Juan Carlos García Calero muestra una fotografía de sus padres y hermanos que adorna una de las paredes de la casa donde nacieron y se criaron todos y donde él habita actualmente. 

El clan es grande y su idea singular: 44 jefes de hogar aportan distintas cantidades de dinero para un fondo familiar. Esa es la forma cómo los García Calero, en Juigalpa, superan graves enfermedades y muertes inesperadas.  

Por: Mónica García Peralta.

De pequeño, Juan Carlos García Calero aprendió a contar así: “Una moneda se junta con otra y cuando uno se percata ya es un billete. Que ese ya es papel”, dice García. Él creó un fondo familiar hace 15 años por insistencia de una de sus hijas y con la intención de atender necesidades de salud de todos los miembros de su familia. “Lo demás solo queda en imaginar. Desde que empezamos hasta este tiempo ya tenemos más de un córdoba”, sonríe un hombre alto, moreno, con pocas arrugas a pesar de su edad.  

Xiomara, hija de García Calero, un día se quejó porque él era miembro de una pequeña cooperativa de ahorro, conformada comerciantes de ropa llamados “buhoneros”, quienes operaban en Juigalpa, su ciudad natal. Ella también era parte del fondo, pero no le parecía bien que estuviera prohibido dar un solo centavo a los familiares de los miembros. “Ustedes se acuerdan de todos los demás, menos de la familia”, le dijo Xiomara a su papá.  

Las manos de don Juan Carlos evidencian trabajo de campo, carpintería y algunas arrugas que no reflejan sus 70 años. Su corazón, un poco más suave que sus manos, se conmovió por el reclamo de su hija, recuerda. “Y de inmediato nació el Fondo de Ayuda a la Familia Juan Manuel García Acevedo y Ángela María Calero Montiel, el 15 de enero de 1990. Ese nombre fue en honor a mis padres, ambos fallecidos”, comenta.

Hasta hoy, los García Calero, de Juigalpa, tienen depositados en un banco local más de 77,000 córdobas. Ese dinero es lo que ha quedado después de la ayuda que dan a sus parientes en forma de donaciones, en casos de enfermedades graves y muertes o préstamos para necesidades de salud un poco más básicas. 

Familia organizada   

Hay una máxima popular que apunta: “No se debe mezclar el dinero con la familia”. Los García Calero son la prueba de lo contrario. Esta familia es como las de antaño, con más de cien miembros a la fecha y recibe un aporte mensual de 44 jefes de familia. Este dinero les saca de dificultades “sin necesidad de andar estirando la mano”, asegura don Juan Carlos. 

Silvia García Reyes, junto a su papá Juan Carlos, se encargan de reunir las cuotas y llevar libros de actas de cada entrada y cada salida que se hace del Fondo familiar.  

 Silvia García Reyes, junto a su papá Juan Carlos, se encargan de reunir las cuotas y llevar libros de actas de cada entrada y cada salida que se hace del Fondo familiar.   


Todos los miembros del fondo familiar son descendientes directos de los padres de don Juan Carlos. En su caso, él es el octavo de diez hermanos que procreó esa pareja. Nació en 1944 y se crió en El Naranjito, una comunidad pequeña a escasos kilómetros de Juigalpa, donde su papá tenía “unas tierritas, una pequeña finquita que nosotros heredamos. Él era obrero de la carpintería y nosotros nos despechamos con un serrucho en la mano”.  

Cuenta don Juan Carlos que la suya era una familia pobre. Él particularmente no tuvo zapatos hasta los 12 años, por ejemplo. Y aunque escasa, no faltó la educación. En su casa se habilitó una escuelita comunal cerca de 1970, calcula. Ahí ingresaron todos los hermanos por igual; don Juan Carlos, entonces de 8 años ingresó a primer grado, pero no pudo terminar. Siempre tuvo sed por aprender lo más rápido posible, porque tenía la sensación de que el acceso a la educación no duraría mucho tiempo.  

   

 Todos los noviembre de cada año la familia García Calero, los descendientes de los García Calero, hacen una asamblea para informar el estado del Fondo, la que aprovechan para compartir algún almuerzo, desayuno o cena.  


El tiempo que estudió, según recuerda, fue bien aprovechado. De 8:00 de la mañana a 12:00 m. era la clase de “leer y escribir”: “No me gustaba, no me gustaba. Por supuesto que algo aprendí, porque eran maestras que en realidad enseñaban”. Luego de 2:00 de la tarde a 4:00 p.m. era la clase de Matemáticas en la sala de su casa. Las clases las recibían en una mesa que aún está en pie y juntos los alumnos de primero, segundo, tercer grado escuchaban las lecciones de la maestra que les dictaba problemas, sumas, restas. El primero en terminar era Juan Carlos, “me disculpan que lo diga”, ríe García, quien incluso sorprendió a la maestra un día al resolver una división cuando apenas ella le enseñaba a sumar.

Cuando la escuela se reactivó años después, Juan Carlos no quiso seguir “porque ya era hombrecito” y necesitaba trabajar. Su primer trabajo era ir a dejar desde El Naranjito hasta Juigalpa unas lozas (vajilla artesanal). Luego don Juan Carlos se hizo cargo del negocio de su papá, quien era carpintero. Llegó a ser jefe de varios de sus hermanos mayores cuando solo tenía 15 años. “Es que dicen que fui económico, de hecho cuando di la primera comunión, yo le ayudé a mi papá con diez córdobas para la compra de las zapatillas”, recuerda. Ahora vive “relativamente tranquilo” de la crianza de gallinas, chompipes, cerdos, pelibueyes y algunas siembras en la finca El Naranjito. Y además lleva 15 años como tesorero y casi contador del fondo de la familia.   

Solidaridad familiar  

Silvia García Reyes es la actual presidenta del Fondo Ayuda a la Familia: “Mi papá juega con los números”, dice Silvia, otra de las hijas de don Juan Carlos, quien recuerda cómo fue su papá de ahorrativo.

“Los zapatos de todos eran siempre de cuero”, aunque fueran grandes y para ella un poco grotescos. Sin embargo, reconoce que solo así todos pudieron salir adelante y ser profesionales. Y por unos momentos hasta pudo mantener a seis hijos en la universidad al mismo tiempo.

Ahora Silvia, como presidenta del Fondo, explica que el mismo está formado con una junta directiva y todo. Presidente, secretario, tesorero, vocales. Toda una pequeña organización. “Y ese dinero no es para derrocharlo sí”, advierte. “Es para ayudas humanitarias. Para necesidades que nos llegan inesperadas y con las que usualmente no contamos. De esto se ayuda para lentes y visitas al médico regulares, pero principalmente para muertes y enfermedades graves”.  

Uno de los que más ha sido ayudado por este Fondo es Juan Manuel García, sobrino de García Calero. De apariencia similar: moreno y delgado, bastante alto. Difícilmente aparenta sus 40 y tantos años. “Es que con esta crisis como está, hay que comerse hasta los años”, bromeaba al respecto don Juan Carlos.

Juan Manuel nació también en El Naranjito, pero ha vivido toda su vida en Juigalpa. De pequeño fue travieso y algo burlón, características que aún mantiene. A los 14 años empezó a trabajar porque le daba pena que sus padres le mantuvieran, comenta.

Fue barbero, anotador y luego entró al mundo de la radiodifusión. Es controlista, graba comerciales, es técnico medio en Administración de Empresas y técnico medio en Comunicación. Se define como alguien de espíritu alegre, amante del deporte, sobre todo el beisbol y de su hijo: Denis Alexis.  

Su pequeño, su “niño” como él le llama, ya tiene 18 años y fue nombrado así en honor a dos grandes del deporte: Denis Martínez y Alexis Argüello. Juan Manuel esperaba que fuera un atleta.

Sin embargo poco antes de los dos años se enteró que algo pasaba con su pequeño. “Me nació con autismo”, comparte.  



 Todos los noviembre de cada año la familia García Calero, los descendientes de los García Calero, hacen una asamblea para informar el estado del Fondo, la que aprovechan para compartir algún almuerzo, desayuno o cena.   


Juan Manuel sospechaba que su niño era distinto, pero tuvo la certeza médica poco antes de que el pequeño cumpliera “los 2 añitos”.

El autismo de su hijo es una fase intermedia “que no es fácil, pero es término medio”.

El muchacho de gran tamaño, también delgado, no se comunica con palabras, solo con algunos escasos gestos. Camina en puntillas y a veces tiene ataques de convulsión parecidos a los provocados por epilepsia. 

“Primero comenzó una vez al año, después dos veces. Y el año pasado, que fue el peor, porque convulsionó mes a mes. Ahí es donde entra el Fondo de ayuda a la familia porque yo estoy topado económicamente y aunque yo tengo el apoyo de mi esposa que trabaja, este es el éxito de este Fondo. Yo nunca he pedido donaciones, en mi caso han sido préstamos. Aunque en el camino la directiva ha decidido después de valorar el caso y me han condonado parte de las deudas que he utilizado”.

Esta familia, dicen sus miembros, siempre ha sido unida, “no es perfecta, pero sí unida”, asegura don Juan Manuel. En los momentos más difíciles de la enfermedad de su hijo ahí estuvieron todos.

Una vez le padeció neumonía, que lo dejó en un estado grave. Y luego venían las crisis en las que el pequeño no dormía toda la noche, tenía ataques de furia y de nervios. “Pero ya le encontramos un tratamiento que lo mantiene a él más o menos estable”, cuenta. 

Aunque no revela la cantidad de dinero que ha aportado su familia para sobrellevar la enfermedad de su hijo, asegura que ha sido la única forma en que se puede crear una estabilidad económica y familiar.

“Si todas las familias hicieran esto”, idealiza. Sus momentos felices con su hijo valen oro para él, pues aunque en Chontales no existía un centro con profesionales que atendieran el autismo, hasta hace unos meses, en parte gracias al Fondo, Denis Alexis ha recibido terapias que le han proveído un avance, “son pequeños logros, cosas insignificantes para otros, pero enormes para nosotros. Toda esta fuerza la sacamos del amor”, apunta García. 

SOBRE EL BANCO 

Entre todos los miembros cotizan cada mes C$1,570.

Estas se dan en ocho diferentes cuotas, dependiendo de las posibilidades de cada pariente: las cantidades son entre 20, 25, 30, 40, 50, 60, 65 y 100.

La ayuda es acorde con la cotización, es decir, que si un familiar lleva ahorrado 1,500 córdobas, se valora cuánto de eso necesita para entregarle.  

 

 Todos los noviembre de cada año la familia García Calero, los descendientes de los García Calero, hacen una asamblea para informar el estado del Fondo, la que aprovechan para compartir algún almuerzo, desayuno o cena. 


Y a los miembros que más necesitan se les da “extra”, sin necesidad de revisar cuántas cotizaciones llevan acumuladas.

También se hacen pequeños préstamos, en los que solo se incluye el deslizamiento de la moneda y un pequeño interés.

Con esas “ganancias” es que se dan ayudas extra.  


Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua. 
Suplemento: Domingo.
Domingo 03 de Mayo del 2015. 


viernes, 1 de mayo de 2015

“El Chele Bisne” empezó de cero

Por ser fiel creyente en el aporte de las nuevas generaciones,  Juan Carlos Zúniga Mairena comparte ahora con su hijo mayor,  Juan Carlos Zúniga R.  la administración del negocio.  

 Por ser fiel creyente en el aporte de las nuevas generaciones, Juan Carlos Zúniga Mairena comparte ahora con su hijo mayor, Juan Carlos Zúniga R. la administración del negocio.  

Juan Carlos Zúniga Mairena, a quien sus amigos en Cuba le apodaron “El Chele Bisne”, es el propietario del Grupo El Chele. Aquí cuenta cómo ha levantado sus negocios.  

Por: Lucydalia Baca Castellón. 

Por la situación de guerra que vivía Nicaragua en los años ochenta, Juan Carlos Zúniga Mairena no pudo concretar su sueño de estudiar Relaciones Internacionales, Periodismo o Comercio Internacional. Como muchos nicaragüenses de su generación, obtuvo una beca para estudiar en Cuba. Lo ubicaron en Ingeniería en Componentes Electrónicos, carrera que a pesar de los muchos conocimientos que le aportó, no era la que deseaba, por lo que con el tiempo abandonó sin concluir.


Pero estos obstáculos no impidieron que desarrollara el potencial de comerciante que heredó de sus padres y que casi 28 años después de haber vendido el primer carro usado, sea uno de los más prósperos empresarios del sector.

Actualmente encabeza Grupo El Chele, que agrupa cinco negocios, tres de ellos vinculados con vehículos: uno vende, otro alquila y el taller ofrece mantenimiento, reparación, enderezado y pintura. Con los otros dos incursionó en el campo de los bienes raíces y las finanzas.   

A pesar de estar seguro que “la agresividad” le permitiría crecer, Zúniga reconoce que el miedo a fracasar siempre está presente, pero también la seguridad de que se puede perder una batalla, pero no la guerra. “La herramienta más importante que tenemos los empresarios es ser positivos en todas las cosas, pequeñas y grandes, que hacemos en la vida”.

Otro factor que considera determinante en su éxito es la fe que siempre ha tenido en la publicidad. Desde que entró al mundo de los negocios estableció estrategias de canje con medios de comunicación y periodistas. “Luego surgió la idea de vender carros en ganga y se vendían ahí mismo en el parqueo del Canal 2. Además siempre me he anunciado en el Canal 4, incluso cuando nadie creía en él y en los momentos más difíciles”, sostiene.

Zúniga recuerda que durante su estancia en Cuba quebrantaba los férreos controles del sistema, para comercializar entre sus compañeros los zapatos, pantalones, camisetas, cigarros, café y todo lo que su mamá lograba enviarle y otras cosas que adquiría en la tienda para diplomáticos. Otra de las actividades que realizaba en la isla era la compra y venta de dólares. “Todo lo multiplicaba y con eso me gané el apodo de “El Chele Bisne”, afirma.  

Juan Carlos Zúniga Mairena,  propietario de Grupo El Chele. LA PRENSA/FOTOS: MANUEL ESQUIVEL   

Juan Carlos Zúniga Mairena, propietario de Grupo El Chele.  

En 1987 vino a Nicaragua a pasar unas vacaciones, pero decidió quedarse. Su tío David Mairena le dio trabajo en una gasolinera, donde sacó provecho a la escasez de combustible que existía. “La gasolina era casi regalada, eran más caros los cupones que se necesitaban para comprarla y yo se los conseguía a la gente”, relata.

Este trabajo le permitió ahorrar quinientos dólares para comprar su primer “carrito”. Gastó unos quinientos dólares adicionales en arreglarlo y luego lo vendió en dos mil, duplicando la inversión. Así entró al negocio de los autos usados. Para 1990 las ganancias que obtenía le habían permitido reunir unos 17,000 dólares que utilizó para formalizar su empresa: Importadora de Autos El Chele SA y abrir su primer local en la zona de la carretera Sur.

Eran años de cambio que incluían la apertura comercial del país. “Todo se vendía. Era el momento indicado para abrir negocios”, afirma este empresario que en esa época tenía unos veinte empleados y vendía unos cincuenta carros al mes. Esto le permitió convertirse en importador y tener varias sucursales.

Durante los casi 28 años que lleva en este campo ha tenido sucursales en la Carretera Sur, El Dorado, la rotonda El Periodista y Tiscapa, incluso tres funcionaron a la vez. Pero al sentir que estaba “perdiendo el control de la administración”, optó por cerrarlos y abrir otro en la Radial Santo Domingo, pero la construcción de la Rotonda Cristo Rey lo obligó a desalojar y trasladarse a unas cuadras hacia el sur, donde funciona desde hace más de quince años.   

DIVERSIFICARSE ES CLAVE     

Al principio todo iba de maravilla, pero la apertura del mercado incrementó la competencia y luego se sumó la crisis económica mundial de 2008 y 2009. La única salida que quedaba era diversificarse para mantenerse a flote.

Satisfacer la necesidad de un cliente, que buscaba camionetas para distribuir las bebidas gaseosas que elaboraba, le permitió entrar al negocio del alquiler. Así nació su segunda empresa, a la que para ampliar su reconocimiento más allá de nuestras fronteras le sumó posteriormente una franquicia internacional: Payless Car Rental. Paralelamente echó a andar una microfinanciera que atiende las necesidades crediticias de sus colaboradores. Mientras tanto la proliferación de autolotes y la creciente competencia en el sector lo empujaban hacía el campo de los bienes raíces.

Admite que después de la crisis del 2008, se vio obligado a “subsidiar” por más de tres años las operaciones del autolote, porque este bajó sus ventas, pero la diversificación le permitió mantener su “punto de equilibrio (…). Porque no hay crisis sino oportunidades, todo depende del ojo que lo vea y la mente que lo piense”, asegura.   

El Grupo El Chele emplea a noventa empleados  en sus distintos negocios.   

 El Grupo El Chele emplea a noventa empleados en sus distintos negocios.   


EN CRECIMIENTO   

Actualmente ya no es importador y sus ventas se han reducido a unas treinta unidades por mes, pero con los giros que ha tomado el negocio la planilla creció a unos noventa empleados directos. Y entre sus metas está abrir una sucursal en la Isla de Ometepe y seguir aprovechando nuevas oportunidades.

Zúniga considera que “la fe en mí mismo y la visión hacia el futuro acompañado de la perseverancia, disciplina y un tremendo equipo de trabajo”, le permitió salir adelante. Además, “siempre tuve metas que me permitieron marcar la pauta en el negocio en el que estaba. Esto se logró con cambios, preparación académica de las nuevas generaciones , escuchando críticas de clientes, empresarios trabajadores y buscando siempre nuevas oportunidades”, asegura.   


CONTACTO    

Las oficinas de Grupo El Chele están ubicadas de la Rotonda Santo Domingo, 700 metros al sur, en Bosques de Altamira. Sus teléfonos son 2277-4041 y 8688-1777 y la dirección de sus sitios web: www.autoselchele.com y www.elchelebienesraices.com también se puede obtener información a través de los correos electrónicos: impchele@cablenet.com.ni y gerencia@grupoelchele.com     

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua.   
Sección: Reportaje Especial.   
Viernes 01 de Mayo del 2015. 

El maquillaje de Cristhian

Cristhian Zúniga cobra cincuenta córdobas por cada corte de pelo, un precio económico pero competitivo en el sector donde vive.
LA PRENSA/ A. MORALES  

 Cristhian Zúniga cobra cincuenta córdobas por cada corte de pelo, un precio económico pero competitivo en el sector donde vive.  

En la misma casa donde vive ha instalado su pequeño salón de belleza en el que ella misma corta pelo, pinta uñas y maquilla. 

Por: Amalia Morales. 

Cuando tenía 18 años, Cristhian Zúniga acompañó a una amiga a inscribirse en una academia de belleza, Bersy. No iba pensando en matricularse, pero cuando entró le llamó la atención ese planeta de uñas pintadas, pelos tinturados, peinados y se inscribió junto con su amiga. Pasó todos los cursos necesarios y dos años después se graduó de estilista en la academia de belleza. Su amiga abandonó la carrera en el trayecto.


Cuando se graduó ya tenía trabajo en salones. Cristhian explica que desde que son estudiantes les toca hacer prácticas en salones y por eso no fue difícil quedarse fija en algún salón.
También, desde que se estudia en las academias, tienen que irse haciendo de herramientas como tijeras, trabas, pinzas, entre otros, y eso le facilitó trabajar por su cuenta y cultivar su propia clientela.

“Tengo varias clientas a domicilio”, comenta la estilista mientras rasura a un hombre quien primero pide que no le enfoquen la cara en las fotos, y luego, cuando Cristhian termina de cortarle el pelo, le dice entre bromeando y vanidoso: “Le das mi número a la que venga a preguntarte por mí”.   

Hace más de seis años ejerce el estilismo, tiene clientes en su casa pero también sale a peinar y a maquillar a domicilio.  LA PRENSA/ A. MORALES    

 Hace más de seis años ejerce el estilismo, tiene clientes en su casa pero también sale a peinar y a maquillar a domicilio.    

Cristhian se sonríe. Además de trabajar en algunos salones eventualmente, de visitar clientes a domicilio, ella ha montado su propio salón de belleza en el barrio José Dolores Estrada, a dos casas al sur de la cervecería. Y el hombre al que le está cortando el pelo es probablemente un empleado de dicha cervecería.

De allí tienen unos cuantos clientes. Unas son mujeres, oficinistas, que a veces le piden cita para que las peine a las 6:00 a.m., porque es la única hora a la que pueden. Otros, como este, aparecen de la nada y piden que les corte el pelo.

“No se pueden hacer milagros”, comenta otro hombre, quien sigue con la mirada el corte que le hacen a su amigo. Cristhian se vuelve a sonreír.   

CASA Y SALÓN
El salón es un apéndice de la casa donde vive con su mamá, dos hermanas menores y su pequeña hija de dos años.

Su mamá le cedió un pequeño espacio para que armara su centro de belleza. Se entra por la puerta principal de la casa, donde hay una vitrina exhibiendo algunos artículos. Se gira a la izquierda, se atraviesa una pequeña puerta a la izquierda y de inmediato se está en el salón de Cristhian.

Es tan pequeño que apenas caben un par de sillas con dos espejos rectangulares adosados a la pared.

La decoración del pequeño salón incluye fotos de modelos rubias y estilizadas. En una de esas fotos la modelo lleva el pelo rizado y suelto, otro usa el peinado bob, que aún sigue de moda y consiste en dejar el pelo muy corto atrás y largo adelante.   

Uno de sus planes es ampliar la fachada del local.  LA PRENSA/ A. MORALES   

 Uno de sus planes es ampliar la fachada del local.   


Es uno de los cortes con mayor demanda, según cuenta Cristhian.

El resto del mobiliario del salón lo componen un sillón naranja para los que esperan, en uno de sus bordes hay tres revistas, la de encima es una edición vieja de Vanidades. Otro mueble importante del pequeño recinto es una mesa con una lámpara, es el equipo básico para arreglar las manos.

Cuando arrancó con el salón, lo único que Cristhian tuvo, además de las tijeras y las pinzas fue un espejo que le costó cuatrocientos pesos. Ahora tiene dos más.

Hasta hace poco pudo hacerse de una silla especial de peluquería. Dice que son bastante costosas. Una nueva cuesta alrededor de 350 dólares y usada alrededor de 300 dólares. “Son caras”, comenta Cristhian, de 26 años.

Al fondo del cuarto, hay una refrigeradora y a la par un lavador de cabezas, con un pequeño estante de tarros de champús y acondicionadores.

Cristhian explica que aunque salió hace unos cuantos años de la academia, en este oficio hay que actualizarse constantemente. Siempre aparecen nuevos peinados, maquillaje, colores para pintar el pelo. 
Dice que las mismas casas comerciales que venden productos de belleza las invitan a seminarios de actualización, sino ella busca por su cuenta.

Cristhian tiene muchos planes para ampliar y mejorar su negocio, pero le falta capital. Dice que sus ingresos rondan entre 4,000 y 6,000 pesos al mes. “Quiero cambiarle la fachada”, cuenta la muchacha, quien todas las noches va a la universidad para estudiar Mercadeo.    

BAJOS PRECIOS    
Un corte de pelo en este salón cuesta cincuenta córdobas. “No se puede cobrar más en esta zona. Por aquí hay otros que hacen el corte por cuarenta y treinta córdobas”, explica la muchacha que hace unos minutos acabó con el corte de pelo y ahora espera a una clienta que se pintará las uñas. Aprovecha el ínterin para maquillarse. Dice que solo se había puesto la base en la cara y “me miro blanca (…), no me saque así”, solicita la peluquera, quien para la ocasión se ha puesto tacones, aclara que normalmente no trabaja así.

Aunque ha pensado en moverse a otra zona, cree que no le conviene. Se ha fijado que sectores como Bello Horizonte, Ciudad Jardín o Altamira ya están saturados, en cambio, en el barrio no hay tantos salones.   

Ampliar el salón es el plan de Cristhian Zúniga a quien le gusta trabajar en su casa porque así puede estar cerca de su hija.  LA PRENSA/ A. MORALES   

 Ampliar el salón es el plan de Cristhian Zúniga a quien le gusta trabajar en su casa porque así puede estar cerca de su hija.   


Los domingos, Cristhian no siempre descansa. Es uno de los días que más trabaja. Va a domicilio donde varias clientas que solo tienen ese día para arreglarse el pelo. “Son trabajadoras de oficina”, aclara la muchacha.

Enciende la lámpara de escritorio y la muchacha que acaba de llegar extiende la mano encima de una toalla. Cristhian se la toma, le extiende los dedos, extrae un frasco de pintura, de varios que tiene a un lado y con delicadeza desliza el cepillito. Las uñas transparentes poco a poco adquieren un tono turquesa.  

ESTUDIANTE DE MERCADEO    

Cristhian Zúniga no se ha conformado con ser estilista y actualizarse en seminarios eventuales sobre maquillaje y peinados. Hace un par de años terminó la carrera de técnico medio en Administración de Empresas y de allí siguió estudiando la carrera de Mercadeo en la Universidad Politécnica. Actualmente cursa el segundo año. Estudia todas las noches y está becada. Es duro, pero dice que le gusta mucho. Dice que el mercadeo le está dando ideas sobre cómo mejorar y ampliar su pequeño salón de belleza en el barrio José Dolores Estrada.   

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua.  
Sección: Reportaje Especial.  
Viernes 01 de Mayo del 2015.