Me encuentro en el hotel Sábalos, sentado en su corredorprincipal; una especie de balcón construido en el punto exacto en que el río Sábalos se arroja en los brazos del torrente del río San Juan y convertidos en uno solo, toman rumbo hacia el castillo de la Inmaculada Concepción. ¡De pronto un sábalo real de aproximadamente dos metros de largo salta de las aguas, captura algo al vuelo y vuelve a sumergirse! Minutos después otro sábalo hace lo mismo… y otro… y otro. Aquella danza de peces saltando al estilo cosaco, fue la inesperada despedida que la feraz naturaleza de aquel rinconcito turístico enclavado en el trópico húmedo nicaragüense, me brindó antes de partir.
El pequeño y acogedor hotel, fue inicialmente en 1965, una pequeña posada que atendía las necesidades de hospedaje de compradores de raicilla y pescadores que llegaban de Managua. Su tamaño y la atención prácticamente familiar que lo caracteriza, es parte del legado de su fundador el señor Simeón Parrales, padre de nuestra entrevistada Rosa Elena Parrales Corea, y uno de los primeros habitantes de la comunidad de Boca de Sábalos.
Trabajó en Alemania para remodelarlo
Parrales Corea regresó hace tres años de Alemania, después de haber trabajado varios años en aquel país, tiempo durante el cual mandaba remesas esporádicas de dinero para invertir en la remodelación del mejor hotel de Boca de Sábalos, según sus propias palabras. Construido totalmente de madera y con una decoración alegórica a la pesca y la naturaleza, el hotel cuenta con nueve habitaciones y cupo para veinte personas aproximadamente, por lo que es conveniente hacer reservaciones antes de viajar a la zona, las cuales pueden conseguir llamando al teléfono 659-0252.
El personal que atiende está orientado a satisfacer las demandas de los clientes. Para garantizar un buen nivel de atención, Rosa Elena aprovecha cualquier oportunidad brindada por Intur para capacitar a su personal, además de recordarles permanentemente que: “los clientes viajan de lejos y merecen la mejor atención posible”.
Una anécdota
presidencial
Al hotel Sábalos llegan huéspedes de varias partes del mundo, incluyendo nicaragüenses, los cuales llegan por turismo o por razones de trabajo. Cabe mencionar que el hotel tiene un pequeño auditorio para conferencias y capacitaciones, lo cual facilita la organización de ese tipo de eventos. Además, cuenta con su planta eléctrica y baños con agua caliente en cada habitación.
Rosa Elena, ¿qué clientes son más difíciles de atender?
(Ríe, sorprendida). Hay algunos nicaragüenses que son bien exigentes.
¿Alguna anécdota que recuerde?
En una ocasión nos avisaron que vendría a comer el presidente Bolaños y todos nos preparamos durante varios días para atender lo mejor posible aquella delegación. Practicamos lo que cada quien debía hacer y al final todo salió al revés. Hasta la comida del presidente se nos confundió. Lo que sucede es que eran entre 80 y 100 personas. Nos confundimos; todos dábamos vueltas por el mismo lugar y nadie hacía lo planificado. (Risas). Por supuesto, eso es algo que no ocurrirá nunca más pues ahora contamos con más experiencia en ese tipo de eventos. ¿Algún otro huésped ilustre?
El que se me viene ahora a la mente es el padre Ernesto Cardenal, quien nos visitó con un grupo de personas, fue muy bien atendido y disfrutó su estadía. Paquetes turísticos
Según Parrales Corea, los visitantes del río San Juan son personas amantes de la naturaleza y procuran alejarse de la estresante vida urbana. Para apoyarlos en sus motivaciones, el hotel les ofrece paquetes turísticos a la reserva Indio Maíz, El Castillo, senderos y aguas termales de Boca de Sábalos, así como a la famosa isla de Solentiname. ¿Cómo se ve de aquí a cinco años?
Pensamos mejorar en la atención y crecer un poco más. Tenemos planes de construir cinco cabañas familiares.
¿Cómo promociona su hotel?
Tenemos nuestro sitio web: www.hotelsabalos.com.ni y participamos en ferias sobre turismo. También nos ayuda la referencia que dan nuestros huéspedes.¿Recuerda quién fue su primer cliente en esta nueva etapa?
Yo no había regresado a Nicaragua, pero me cuentan que el hotel estaba en plena remodelación y vino una señora a realizar un trabajo de un organismo. No había luz eléctrica y apenas había una habitación. A la señora la atendió uno de los albañiles, quien amablemente la alumbró con su lámpara de mano para que no fuese a caer al río. Aquella señora, a pesar de las inconveniencias, estaba feliz de haber encontrado un lugar donde dormir.
Tomado de El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua.
Sección: Emprendedores
Domingo 2 de Septiembre del 2007.
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