viernes, 5 de junio de 2015

La salsa de un buen negocio

Uriel Argeñal (al centro)  junto a su esposa Nolaska Guillén y tres de sus hijos.  
 Uriel Argeñal (al centro) junto a su esposa Nolaska Guillén y tres de sus hijos. 

Industrias Argeñal es la evidencia de que cuando un producto es de calidad, tiene asegurado el mercado. 

Por: Lucía Navas. 

La historia de esta empresa se remonta a 1940. En ese año Raúl Arana Lacayo, un químico farmacéutico de prestigio en la ciudad de Granada, creó la fórmula para crear la salsa inglesa que bautizó Azteca y el vinagre RAL, sus productos estrellas.

Esas fórmulas hoy pertenecen a la empresa Industrias Argeñal, cuyos productos tienen gran aceptación entre los consumidores nacionales al ocupar los anaqueles de las cadenas de supermercados, y que en un año podrían ser comercializados en el mercado de Centroamérica.

Uriel Argeñal, propietario y gerente general de Industrias Argeñal, cuenta que llegó a trabajar con el doctor Arana en 1973 y fue el encargado de moler los insumos y ayudar a preparar la Salsa Picante Azteca, el vinagre y comercializar los productos. 

Uriel tenía en ese entonces 16 años y llegaba a Granada desde la Isla de Ometepe, Rivas, de donde partió “por necesidad” económica. El empleo en la empresa de salsas inglesas le aseguró los ingresos para pagar sus estudios en Contaduría.

Fueron doce años en la empresa del doctor Raúl y en los últimos Uriel se ocupaba de comprar las materias primas para la producción, además se encargó de la legalización del negocio y la contabilidad.

Con el mismo espíritu de emprendedor con el que abandonó su hogar, Argeñal ya era para 1985 dueño de una pequeña fábrica de ropa. Aunque siguió en contacto con el doctor Raúl. Fue hasta 2007 que Argeñal compró las fórmulas de preparación del producto a la familia del doctor Raúl, que para ese año ya había fallecido y la Salsa Picante Azteca había dejado de producirse.

Por los derechos de la fórmula de la salsa inglesa pagó aproximadamente sesenta mil córdobas.  

Granada: Salsa Azteca  

 Una enfermedad y su retiro como gerente general de la Cámara Nacional de la Mediana y Pequeña Industria y Artesanía (Conapi) se combinaron para que Argeñal tomara la decisión de revivir la fábrica de salsa inglesa Azteca, pero esta vez como un negocio familiar.  

INICIARON DEBAJO DE UN ÁRBOL  

Como la mayoría de pequeñas empresas, el inicio de Industrias Argeñal fue modesto. Debajo de un árbol del patio de su casa empezaron Argeñal y su hijo mayor Uriel Emmanuel a “practicar con la fórmula” de la salsa inglesa. Los equipos que tenían eran cuatro fogones a base de carbón, una máquina antigua de moler maíz y un abanico, comprados junto con la fórmula de la salsa.

Una vez seguros de poder producir la salsa inglesa, el siguiente paso fue legalizar la empresa e inscribirla en la Alcaldía de Granada, el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), así como obtener los permisos de salubridad del Ministerio de Salud.

“Somos creyentes de Dios y cada cosa que hacemos se lo ponemos en sus manos”, expresa Argeñal. Con esa fe trabajaron para hacer “un producto conocido, porque sabíamos que tendría éxito porque su calidad y la formulación lo demuestran”, dice.   

PENSARON EN GRANDE 

Siete años después Industrias Argeñal es reconocida en el negocio de las salsas inglesas y vinagres como una de las mejores en el país, al punto que abastecen a los supermercados Palí, Maxipalí, La Unión y La Colonia y los distribuyen en los puestos de venta del Matadero San Martín, incluso abastecieron por unos años a la Empresa Nicaragüense de Alimentos Básicos (Enabas). En la red de distribuidores se incluyen cadenas de restaurantes nacionales como Asados El Toro.  

Granada: Salsa Azteca  


“Había una generación de personas que conocían la salsa en Granada que volvió a consumir la que nosotros preparamos y así le decía la abuelita a la hija y a la nieta ‘esa salsa es buena’, así recuperamos el mercado originario”, recuerda el empresario.

La fama de ser un producto de calidad es el cimiento del crecimiento de la empresa que pasó de producir al inicio unas diez cajas —cada una con 12 unidades de Salsa Inglesa Azteca— al mes, a producir entre doscientas y 250 cajas y más de 250 galones de vinagre.

“Es el sueño de toda empresa pequeña relacionarse con compañías como Walmart, que te lleva lo que vos producís a grandes mercados”, dice Argeñal.

Con ese pensamiento participaron a finales del 2007 en una feria donde la cadena de supermercados eligió nuevos proveedores de alimentos para sus establecimientos a nivel nacional.  

Confiados en la Salsa Inglesa Azteca, consiguieron entrar al programa Una mano para Crecer, a través del cual la compañía ayuda a las pequeñas y medianas empresas a desarrollarse.

“Les atrajo la calidad, que la botella es empacada en papel kraft, su etiqueta… todos esos elementos que evocan a los años cuarenta, esa presentación diferente gusta mucho”, afirma el empresario.

Fueron asistidos en mercadeo y los requisitos legales para ser distribuidos en los supermercados. 

Haber superado las metas de ventas del programa convenció a la cadena Walmart de expandir la venta de Salsa Inglesa Azteca a nivel nacional.

A la par negociaron con supermercados La Colonia, a los que hoy además les elaboran su propia salsa inglesa.

En estos años la inversión económica en la empresa ha salido del ahorro acumulado y la liquidación que recibió Argeñal al jubilarse de la Conapi. Poco a poco se construyó en el terreno de la casa familiar la estructura propia de la empresa, adquirieron una cocina y ollas industriales, y cambiaron el sistema de gas. 

MIRAN AL EXTERIOR 

El personal está compuesto por ocho personas, que incluye al empresario, su esposa Nolaska Guillén y dos de sus cuatro hijos, más cuatro trabajadores a cargo de la elaboración de las salsas y vinagres.

“Nosotros competimos con marcas internacionales y es porque nuestras salsas y vinagres se elaboran con legumbres frescas y no utilizamos preservante artificial”, resalta Argeñal.

El momento de dar nuevos pasos llegó. La meta es exportar las líneas de salsa inglesa y vinagre Azteca a Centroamérica y para ello se invertirá en modernizar los procesos de producción para elevar la capacidad. 

LA PRENSA/ FOTOS: O. NAVARRETE  


“Vamos a cambiar todos los equipos, el molino, pondremos una dosificadora de llenado y una atomizadora de las especies para prepararnos a exportar, pensamos que podemos entrar a Honduras, El Salvador… incluso en Panamá, donde hemos ido a ferias y despertamos el interés de varios supermercados, todo depende de nuestra capacidad de producción”, cuenta Argeñal.

El plan es lograr esa tecnificación en un año, la inversión económica que requieren saldrá en parte del capital ahorrado aunque no se descarta buscar financiamiento con la banca privada.

“Pienso que vamos bien, estos primero años han sido un período de acumulación de experiencia y vamos a desechar las malas y aprovechar las buenas para seguir creciendo, sabemos que tenemos un producto de calidad y a los clientes les gusta”, dice convencido Argeñal.  

En la preparación para cumplir las exigencias del mercado exterior la empresa recibe capacitación de los técnicos del Mific y del Centro de Exportaciones e Inversiones.

El recorrido no ha sido fácil para Industrias Argeñal pero la experiencia ganada le permite a Uriel aconsejar a quienes tienen el deseo de emprender un negocio propio a “no tenerle miedo a los grandes clientes, porque son los que les irán dando el prestigio para que otros se animen a comprarles”. 

CONTACTO  

Industrias Argeñal se ubica en Granada, de la Shell Guapinol cuatro cuadras al Norte, una cuadra al Oeste y veinte varas al Norte. Los números de teléfono son: 25522215 y 75022878. Correo electrónico industriasarg.azteca@yahoo.com, también se les encuentra en  Facebook. 

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni, Managua, Nicaragua. 
Sección: Economía. 
Viernes 05 de Junio del 2015. 

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