Por: Wendy Alvarez Hidalgo
Guillermo Baca estaba desempleado cuando su padre le puso entre las
manos un curioso libro llegado desde Cuba. Días antes había decidido
dejar su empleo como pescador en San Juan del Sur, hasta donde se había
ido “a ganar vida” tras regresar del exterior después de trabajar en
varios programas de ayuda humanitaria de un organismo internacional.
Al
regresar de El Salvador, donde había prestado servicios humanitarios,
Guillermo ante el desempleo decidió irse a San Juan del Sur a trabajar
como pescador, pero al ver la falta de conciencia con el medioambiente
(él propuso a los pescadores no capturar a peces hembras en época de
desove y estos le desoyeron) decidió dejar ese oficio. “Nadie me secundó
y como yo soy ambientalista no podía estar con un discurso por un lado y
hacer cosas por otro lado”, sostiene Guillermo, quien es ingeniero
agrónomo.
Así fue como estando en su casa pensando en cómo encontrar un empleo
para sostener a los seis miembros de su hogar, su padre le prestó un
libro que comenzó a leer para “matar” el tiempo. Este contenía un
compendio de investigaciones científicas relacionadas con un fruto que,
de niño con frecuencia, se encontraba en el patio de su casa y que nunca
se había interesado. “Cuando yo comencé a leer el libro yo dije: esto
es una maravilla. Si una cuarta parte de lo que dice este libro fuera
verdad, no debería haber más enfermedades en el mundo”, cuenta Guillermo
visiblemente emocionado cuando recuerda aquel momento que marcaría el
inicio de su vida como empresario del noni.
De inmediato
recurrió al internet. Y ahí se enteró que hasta 2003 ya habían
transcurrido 40 años de investigación sobre las bondades de este fruto.
Guillermo relata que los beneficios del noni fueron descubiertos cuando
en la Segunda Guerra Mundial un batallón de Estados Unidos se perdió en
las montañas de la Polinesia, donde se pensó que aparecerían muertos o
con desnutrición grave. “Cuando fueron encontrados tenían un estado
físico mejor que cuando habían entrado a la montaña y se les preguntó:
¿cómo hicieron? y ellos respondieron que comiendo una fruta conocida
como noni”, cuenta el emprendedor sobre lo que investigó en la red.
NACE LA CURIOSIDAD
La curiosidad de Guillermo lo llevó a investigar más sobre aquel
prometedor fruto, tanto así que llamó la atención de su mamá y al ver
que estaba ido leyendo aquel libro, ella le comentó: “Mirá ese es el
árbol que tenemos en Masachapa”, y fue así como recordó “que cuando
estaba pequeño en varias ocasiones me había parado en aquella fruta
madura”.
Corriendo tomó su vehículo y se fue a Masachapa,
donde se trajo un saco de noni, luego se fue a los registros del
Ministerio de Agricultura sobre los cultivos en Nicaragua donde leyó que
efectivamente el fruto se desarrollaba en el Pacífico y el Atlántico.
“Andaba
muy estresado, porque tenía seis hijos que mantener y solo estaba
sobreviviendo con mis ahorros, los que se estaban agotando”, cuenta.
Hizo un primer licuado de noni, el que se tomó “y yo sentí un efecto
instantáneo, como que mi cuerpo se limpió, mi visión se aclaró”.
Tal fue su sorpresa que la gastritis, que se había originado por sus
preocupaciones, tras varias semanas de tomar el licuado de noni,
desapareció, relata.
Comenzó a repartir dicha bebida entre
sus allegados, principalmente entre aquellas personas que presentaban
dolencias, incluido sus familiares.
Tres meses después de experimentar, incluida con personas que tenían
cáncer y que aseguran se curaron, decidió introducir el producto al
mercado nacional. “Aquí había oportunidad de negocios, las bondades de
este fruto nadie lo conocía, y así fue que dije ‘voy de viaje’. Me
aventuré”, afirma. Así nació su marca Nicanoni.
Sacó
etiqueta, registró su marca, constituyó su empresa bajo el nombre
Diagrosa y un año después ya generaba 20 empleos fijos. Incluso
introdujo su producto a los supermercados y farmacias. Las ventas iban
en crecimiento, cuyos ingresos alcanzaron los 10,000 dólares mensuales.
“Yo trabajaba día y noche fabricando”, afirma.
En un inicio los licuados los hacía en la cocina de su casa. “Quemé tres licuadoras, pero las ventas eran una locura”, recuerda.
EL DECLIVE
Pero en el 2006 varios factores negativos se conjugaron que pusieron fin
al auge de Nicanoni. En primer lugar, en el mercado local varios mitos
sobre el consumo de noni comenzaron a aflorar: que el noni acorta la
visión, que el noni provoca impotencia, etcétera. El empresario dice que
todas esas afirmaciones son falsas, al menos científicamente no han
sido probadas, lo que sí está comprobado es que el noni fortalece el
sistema inmunológico y su consumo adecuado ayuda a combatir una serie de
enfermedades.
Guillermo, su familia y trabajadores no
pudieron hacer frente a la avalancha de rumores sobre los efectos del
consumo de noni y poco a poco las ventas comenzaron a decaer. Sabían que
la única forma de salvar el negocio era salir a los mercados
internacionales, consiguieron a un comprador en Brasil, pero en ese
momento estalla la crisis económica mundial y en Nicaragua los bancos
comenzaron a frenar la entrega de crédito. Este fue el segundo hecho que
marcaría el declive de Nicanoni.
Las ventas se redujeron drásticamente. De comercializar 5,000 bebidas de
noni mensuales esta cayó a 100 unidades. Tuvo que despedir a todo su
personal y regresar a la cocina a preparar las bebidas.
EL RENACER
Hace un par de años, Guillermo decidió darle impulso a la empresa que
aún mantiene con vida. Optó por diversificar su producción, a la bebida
decidió darle valor agregado y además incorporó otros productos como el
marango y el té de hojas de noni a su portafolio empresarial. “Yo le
debo la vida a Nicanoni, porque tuve un cáncer de piel y me curé con el
noni”, afirma.
Con el apoyo del Ministerio de Economía
Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (Mefcca), Guillermo está
enfocado en hacer crecer el negocio. Asiste a todas las ferias y tiene
un local permanente en el Parque de Ferias ubicado en las inmediaciones
de la Pista Suburbana.
Cada mes ahora vende más de 1,000 unidades de productos. Ahora vende
extracto de noni con miel de abeja, crema regeneradora de piel a base de
este fruto, cápsulas de marango con noni, entre otros.
Además
emplea a cuatro personas y su meta es ampliar en el mediano plazo su
planilla. Ahora está en proceso la renovación de su licencia de permiso,
en el Ministerio de Salud. Su instalación cuenta con certificados de
buenas prácticas.
Guillermo cuenta con la maquinaria
necesaria para procesar su producto, la que obtuvo durante la época de
bonanza del negocio. “Nunca me comí toda la ganancia, siempre la
reinvertí y además con el Gobierno he aplicado a programas de innovación
tecnológica”, afirma.
En su fábrica tiene 20 tanques con capacidad de almacenar 1,200 litros
de extracto de noni, equivalente a 80 quintales de frutas. El noni en un
inicio lo cultivaba, pero ahora lo obtiene de una finca privada.
Su
objetivo es reposicionarse en el mercado y exportar. Tiene capacidad
para alistar cada mes un contenedor de productos. Esperan pronto
regresar a los supermercados.
Contacto
Propietarios: Guillermo Baca Vaughan.
Dirección: Comarca Santo Domingo, Supercito Gourmet 2 cuadras al este, 15 varas al norte.
Correo electrónico: gbacav@yahoo.com
Teléfono: 22938516 / 86938384.
Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni , Managua, Nicaragua.
Sección: Economía.
Viernes 19 de Agosto del 2016.
viernes, 19 de agosto de 2016
Revive el negocio del noni en Nicaragua
Publicado por Josue B en 10:11
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