El señor Victorino Castro, en conjunto con la doctora Ivonne Castellón,
tiene aproximadamente una manzana sembrada de fresas, las que cultiva
de manera tecnificada.
Por: Sara Ruíz
Para los vendedores de fresas de Las Pilas es una satisfacción
ofrecer productos frescos, libres de químicos y cultivados de manera
artesanal con el amor y cuidado que solo las familias productoras le dan
a las plantitas de flores blancas y de ricos frutos rojos. El cultivo
de esa fruta se ha hecho una tradición para las familias productoras de
la comunidad de Las Pilas, en el municipio de Jinotega.
En esta comunidad son aproximadamente cinco productores de fresas los
que mantienen las cosechas en el año y comercializan el producto en
Estelí, Managua y Jinotega.
Uno de estos productores es don Felipe Castro, quien junto con su
familia trabaja para el cultivo de fresas en esta zona donde las
variaciones del clima han afectado bastante, sin embargo agradecen a
Dios que sus plantas siguen creciendo y dando frutos.
Explicó que para poder cultivar las fresas inician en noviembre
preparando el terreno para poder sembrar los estalones y aprovechar al
máximo el verano porque es la única temporada recomendable para el
cultivo. Castro, de 37 años, recuerda que la tradición del cultivo de
fresas en la zona la inició su abuelo Vicente Castro Gadea con un
terreno de tres cuartos de manzana.
El señor Victorino Castro, en conjunto con la doctora Ivonne Castellón,
tiene aproximadamente una manzana sembrada de fresas, las que cultiva
de
manera tecnificada.
Para cultivar las fresas la familia Castro explica que se requieren
cuidados moderados y constantes, sobre todo para el control de las
plagas que atacan a las plantas, es importante además el control de
maleza. A pesar de que todavía no han establecido el sistema de riego
por falta de recursos económicos, Felipe Castro explicó que la altura y
el clima son favorables para el desarrollo del fruto.
Toda la familia trabaja para poder proporcionar un cuidado adecuado a
las plantas. Los mayores heredan sus conocimientos a los más pequeños y
en el caso de Felipe le enseña a su hijo menor Neyser, de 9 años, a
seguir con la tradición familiar.
“Nosotros estamos felices por poder continuar la tradición de mi
abuelo, además de nosotros mi tío Victorino Castro trabaja en conjunto
con doña Ivonne Castellón para cultivar fresas de calidad”, comentó
Felipe Castro, quien en su parcela tiene 7,500 plantas.
A diferencia de don Felipe, hay tres productores que mantienen un
cultivo permanente gracias a la tecnificación de sus terrenos, los
cuales emplastican para evitar el contacto de la flor con el suelo para
que esta no se arruine. Entre los productores permanentes están Erwin
Castro, Jorge González y Victorino Castro (tío de don Felipe).
Los costos de las fresas oscilan entre los 40 córdobas en compras al
por mayor y en compras menores a 60 córdobas la libra, que es vendida en
los tramos ubicados en el kilómetro 159 de la carretera
Matagalpa-Jinotega.
El mantenimiento que se le da a las fresas más que todo se debe a la
fragilidad de la planta porque esta es atacada desde la raíz por las
cigarras, el gorgojo, las mariposas y larvas que comen hojas dejando
desprotegida a la planta, por lo que Elías Castro, hermano y asesor
técnico de Felipe, explicó que el costo inicial para mantener sus
terrenos es de 8,000 córdobas, para combatir las plagas y garantizar el
crecimiento de entre 15 y 20 flores de fresas por plantita.
La mayor satisfacción de esta familia, según concuerdan los hermanos
Castro, es poder ver cada planta con su flor blanca, como signo de la
esperanza de mantener sus tradiciones de generación en generación. Cada
flor es una futura fresa.
120 libras semanales de fresa obtiene el señor Felipe Castro. Los
que cultivan más, como don Victorino Castro, sacan 250 libras al
mercado.
En Las Pilas, don Victorino Castro tiene un sistema de
emplasticado de suelo para evitar la contaminación de
sus cultivos.
ESTÁN MÁS TECNIFICADOS
Desde que habla del cultivo de las fresas, el señor Victorino Castro
muestra en su porte y su tonalidad un increíble amor a su trabajo y sus
plantas. Oriundo de la comunidad de Las Pilas fue más allá de la forma
de cosecha tradicional de fresas y empezó a innovar con un sistema de
emplasticado de suelo para evitar la contaminación de sus cultivos.
“Las fresas que nosotros tenemos son de una variedad de California,
llevamos veinte años cultivándolas en la familia y no hemos dejado que
se pierdan desde cuando las trajeron a Las Pilas”, comentó Victorino,
quien durante nueve años ha tenido como socia a la doctora Ivonne
Castellón, conocida por ser emprendedora y vender, además de
medicamentos, cajas de fresas en la centenaria farmacia jinotegana que
lleva su apellido.
Don Victorino y su hijo recorren tres kilómetros diariamente desde
las 6:00 a.m. para limpiar, deshierbar, regar y cortar las plantitas de
fresas que crecen tímidamente en medio de bancos de tierra
plastificados.
A diferencia del cultivo tradicional, estas corren menos riesgo de
daños por el contacto con la tierra, aunque no están exentas al ataque
de arañas, mariposas y de las ardillas que llegan a comerse los frutos
de vez en cuando.
Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni , Managua, Nicaragua.
Sección: Reportaje Especial.
Viernes 05 de Febrero del 2016.
viernes, 5 de febrero de 2016
Una deliciosa tradición familiar
Publicado por Josue B en 19:48
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