martes, 30 de octubre de 2012

Virginia Pérez Blanco

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¡Grandiosa! Es la palabra que describe con mejor acierto a Virginia Pérez, una mujer innovadora, creativa, que no le teme a los retos, que trabaja con disciplina y perseverancia para hacer realidad sus sueños y que ante todo conserva en su corazón mucha humildad y en su alma inocencia. 

Fátima Arellano
Fotos de Alfredo Zúniga   


Hace muchos años nació en el corazón de una joven quinceañera transformar y mejorar la imagen de las personas. Fue el día que representó la transición de niña a mujer.

“El día de mis 15 años doña Natul Larios Poveda se encargó de hacerme un cambio de imagen completo. Ella fue mi inspiración. Desde ese día yo me propuse hacer todo lo que ella hacía, por eso todas las tardes, después del colegio, llegaba a su salón y con solo observar aprendía, para luego practicar en el cabello de mis compañeras”, recuerda.

En León, su ciudad natal, Virginia dio sus primeros pasos en el mundo de la peluquería. Estudió en La Asunción, donde no solo se bachilleró, sino donde también conquistó a sus primeros clientes, incluyendo a las monjas del colegio. Por mucho tiempo ella cortó el cabello sin costo alguno, pero cuando llegó el momento de ponerle un precio, así fuesen 10 córdobas en aquel entonces, también llegó el momento de dejar lo empírico para educarse en el ramo.   

“Cuando me bachilleré le pedí a una de mis tías que me obsequiara un curso de peluquería en el Corazón de María, aquí en Managua. Por dos meses estuve como alumna normal, porque como no le temía a las tijeras, y vieron en mí destreza, me dejaron como alumna ayudante. En un año concluí el curso y comenzó la otra parte de mi vida, que es la educación”.

Posterior al curso, Virginia comenzó su carrera universitaria. Eligió estudiar Ingeniería Informática para complementarla con su verdadera pasión de vida. 

PRIMEROS APLAUSOS    

En 1994 participó en el concurso Chica Ciencia de la UNAN, y no solo ganó el primer lugar, sino también más clientes, a quienes atendía en su casa, donde solo tenía una silla y un espejo. Premios y aplausos.

En mayo de 1995 Virginia obtuvo el primer lugar en el concurso nacional como mejor estilista del año con ASCUB Nicaragua. Fue el primer trofeo que obtuvo y que aún conserva por su gran significado. Ella nunca ha dejado de capacitarse. En Nicaragua es la única Máster en Diseño Capilar, título que le fue otorgado en la escuela internacional Pivot Point de El Salvador, el cual también es reconocido en Estados Unidos.

Su constante disciplina la han hecho merecedora de muchos premios y reconocimientos, que si bien han venido acompañados de muchos aplausos, también de muchas más pruebas que han forjado su carácter.  

Aunque también es una excelente maquillista, Virginia confiesa que le gusta trabajar más en el cabello porque le permite hacer muchas transformaciones tanto de color como de diseño capilar. En 1998 trabajó con Clairol, y aunque la experiencia le trajo muchas satisfacciones, lo que es hoy se lo debe a las capacitaciones profesionales que a partir de 1999 Wella le permitió realizar en El Salvador, Guatemala, México y Brasil.


UN CONCEPTO DE FAMILIA

Por tres años Virginia se asoció con una amiga a Glamour Salon & Spa. Por diversos motivos la sociedad llegó a su fin, pero la ruptura la impulsó a abrir su propio salón en Managua. Con el apoyo de Néstor Vanegas y el de sus dos hermanos, María José y Rodolfo, quienes han seguido sus pasos, desde hace seis años Conceptos Hair Designer nació para atender con mucho cariño y profesionalismo a todas las personas que depositan su confianza tanto en las manos de Virginia como en las de todo su equipo.

 “El nombre lo escogió mi hermana María José. Mis dos hermanos, que son los menores, siempre han estado a mi lado apoyándome. María José es experta en maquillaje y es educadora para Wella. José Rodolfo se parece más a mí. A él le gusta trabajar el cabello y también tiene un poco de todo. Ellos son como mis hijos. Son mi orgullo y mayor satisfacción”.

Conceptos representa la unión de diversas personas que aman la peluquería. Hay varias sucursales: Los Robles, Altamira, León y Jinotepe. 

LA NOVIA DE ROJO   

La personalidad de Virginia está llena de color y alegría como su alma. Como prueba de ello, el día más importante de su vida quiso ser diferente y muy original. En León todos la recuerdan como la novia de rojo, la dama que un 30 de abril entró a la Catedral luciendo un hermoso vestido rojo, lista para que Dios bendijera su unión con Fernando Delgado, quien también es originario de León.

“Creo que todos me ven algo conservadora, pero yo soy excéntrica y el color rojo siempre ha sido uno de mis favoritos. Blanco solo el velo. Yo quise que mi boda fuera hermosa e inolvidable, y realmente lo fue”.

Virginia es la propietaria de Conceptos Los Robles y Conceptos León. Pronto, con el apoyo incondicional de sus hermanos, inaugurará en Residencial Fátima el nuevo local de Conceptos León, el proyecto que considera un sueño hecho realidad.  

Muchos son los proyectos que Virginia desea realizar, como remodelar su salón ubicado en Los Robles y a nivel más personal ser pronto mamá para completar su hogar con Fernando. Pero mientras todo eso se cumpla, ella desea dejar un gran legado, no solo para sus hermanos, sino también para todos los que aman la peluquería.

“Me encantaría que me recordaran como una mujer innovadora, que nunca le ha temido a los retos. Quiero que todos vean la peluquería como una industria, no como un pequeño negocio. Cada uno de nosotros podemos imponer y crear moda en nuestro país, porque somos la imagen de nuestros clientes”.   

Archivo personal  

Virginia Pérez Blanco nació el 12 de enero de 1976 en León.

Aunque desde los 15 años decidió ser peluquera, fue hasta los 18 años que se consagra como profesional.

Virginia es la mayor de seis hermanos. Los dos menores, María José y Rodolfo, han seguido cada uno de sus pasos, y la han apoyado en cada una de sus aventuras.

Actualmente, Virginia es la propietaria de Conceptos Los Robles y Conceptos León y trabaja paralelo como educadora para Rolland y Genus.

Su hermana María José es educadora para Wella y experta en maquillaje.

Su hermano José Rodolfo, aunque también es un excelente maquillista, ama trabajar más el diseño capilar, al igual que Virginia.

Desde 2009, Virginia está casada con Fernando Delgado, con quien desea formar una familia y pasar el resto de su vida. 

Tomado del suplemento Nosotras, del diario La Prensa, Managua, Nicaragua.
Martes 30 de Octubre del 2012. 

Virginia Pérez Blanco



“No puedo vivir sin cocinar”

Charla  


Ascendiente de italianos, María Josefina Gurdián, mejor conocida como “Pinita”, lleva 40 años dedicada al arte culinario. Es la fundadora de Pastelería Margarita, ha publicado 10 libros de cocina y por siete años consecutivos se ha mantenido en la pantalla chica compartiendo su arte. 

LA PRENSA/ A. ZÚNIGA.

Auxiliadora Rosales  


¿Cómo empezó su relación con la cocina?

Mis abuelos maternos eran italianos y yo comencé a comer pizza cuando en Nicaragua aún no se conocía. Mi abuela (Katarina María Virginia Verio) la trajo de Italia, ella hacía unas pizzas y pastas deliciosas. De ella heredé el gusto por cocinar, que se ha convertido en una tradición en mi familia, tanto que a mis hijos (hombres y mujeres) también les gusta.   

¿Cómo nace Pastelería Margarita?

En los años ochenta mi marido fungía como ministro y como ganaba muy poco, yo quise hacer algo para que nuestros seis hijos estuvieran mejor. Lo que se me ocurrió fue cocinar. Empecé a hacer galletas con Emelina Oviedo y fui parte de una cooperativa de panaderos para conseguir los insumos, pero si no había mantequilla no hacía las galletas, porque siempre la calidad debe ser lo primero. 

Le puse Margarita porque es el nombre de mi hija menor y porque las galletas tenían la forma de esa flor. En una segunda etapa nos inclinamos por hacer canelones, queques y repostería. Todo era vendido en los supermercados del pueblo, aunque la gente empezó a hacerme encargos directos. Luego se me ocurrió convertir el jardín de mi casa en una tienda para ofertar lo que hacíamos, solo que ahora la tienda absorbió toda mi casa.  

¿En qué se ha convertido la cocina para usted?

A mí me da alegría cocinar, porque me da mucha ilusión complacer a la gente y que puedan disfrutar con la comida, pero además cocinar es un arte que necesita mucha creatividad. Yo no puedo vivir sin cocinar. Es algo que me encanta. Para mí no es un trabajo, sino algo que me da placer. Si voy a una fiesta y somos de confianza termino en la cocina ayudando a cocinar o aconsejando. Es algo parecido al que toca guitarra o canta y va a una fiesta. Al final termina tocando y cantando. 

¿Hacia dónde dirige sus pasos?

Después de haber empezado a trabajar solo con una persona, ahora hay en planilla 50 empleados, incluyendo conductores, vigilantes y dos de mis hijos que están a cargo del negocio. Yo me estoy dedicando a capacitar y supervisar a todo el personal. Preparo mi programa de televisión y estoy escribiendo mi libro de cocina número 11, el cual se titulará “Comida Sana” y será publicado en el mes de noviembre. Desde que inicié a publicar mis recetas de cocina me he propuesto que el precio sea muy accesible y que no varíe para que más personas lo puedan adquirir.

Actualmente tenemos una sucursal en Galerías Santo Domingo, donde vendemos crepas dulces y saladas. He creado la modalidad de llevar las crepas a las fiestas, bautizos, shower y todo acontecimiento. 

MARÍA JOSEFINA GURDIÁN MÁNTICA  

Edad: 68 años.
Estado civil: casada con Miguel Ernesto Vijil, con quien procreó seis hijos: María Josefina, Miguel Ernesto, Virginia, Félix, Francisco y Ana Margarita.
Le gustan: los ravioles y el vaho.
Defecto: muy antojada, pero no glotona.
Rechaza: la ostentación.
Le preocupa: la pobreza en el país.     

Tomado del suplemento Nosotras, del diario La Prensa, Managua, Nicaragua.
Martes 30 de Octubre del 2012. 




martes, 23 de octubre de 2012

Loida López

Para ser emprendedora basta tener la sagacidad y ponerle empeño a lo que uno se propone. Fue con esos ingredientes con los que Loida López entró a la aventura de los negocios y en pocos meses todo su esfuerzo está dando frutos.   




Elba Cristina Parrales
Fotos: Uriel Molina  

Desde niña Loida se ha caracterizado por ser inquieta, creativa, soñadora, muy emprendedora y amigable. Ella afirma que fue la típica niña que deseaba crecer rápido, y ahora, otra quiere ser una niña. Su tiempo siempre lo supo aprovechar, por eso se mantenía en creatividad constante.

De su papá recibió el consejo de que las personas hacen su propio futuro, por eso cada meta que se propone la cumple y siempre está buscando qué hacer para crecer tanto espiritual como profesionalmente.

Quizás, por eso, siempre supo que tendría su propio negocio y a un hijo al que hay que cuidar con mucho amor y responsabilidad.

Ella nunca le ha temido a los retos, ni ha sentido miedo a quedarse sin trabajo, porque no es de las personas que se quedará con los brazos cruzados. Tampoco teme tomar decisiones importantes, pues afirma que hay que arriesgarse, tomando precauciones, por supuesto, pero sin temor, porque el miedo paraliza y solo la fe junto con las expectativas motivan.

Loida López estudió Arquitectura en la Universidad Católica (Unica). Pese a que no ejerce su profesión, la arquitectura es una herramienta más que tiene para enfrentarse a la vida de ser necesario.

“En Nicaragua no hay una cultura de la arquitectura. Si no eres emprendedor y no haces tus propios proyectos nunca te irá bien. No me arrepiento de haber estudiado la carrera porque me gusta”, comenta. 

Posteriormente, estudió una Maestría en Administración de Empresas en el Incae, porque ya tenía en mente poner su propio negocio. Ganó experiencia laboral ahí mismo en el área de Reclutamiento de Maestrías y Seminarios.

“Todo te sirve en la vida. En el Incae gané experiencia por cuatro años. Me retiré porque decidí enfocarme de lleno con La Fontanina”, comparte.  



FUENTE DE CHOCOLATE   

Antes de tener claro el negocio que pondría, Loida empezó a ahorrar, sacrificando así comprarse ropa nueva, salir con frecuencia a restaurantes, cine y bares, porque todo lo que tenía iba a la cuenta de ese tan anhelado negocio.

Su meta pronto se cumpliría por consagrarse al trabajo fijo y a planos de arquitectura que hacía en sus tiempos libres.

La idea de la fuente de chocolate le encantó porque un amigo venezolano le habló al respecto. Cuando su amigo se marchó, Loida consideró que era el momento justo para emprender el proyecto.  

“Le compré la fuente de chocolate a mi amigo, pero todo lo que ha surgido en estos meses ha sido pura creatividad. Es el negocio que siempre quise porque es innovador y a las personas les encanta. Mi satisfacción es cuando ellos quedan fascinados con la atención que les brindo y cuando disfrutan del chocolate”.

Para ser un negocio nuevo que abrió hace cinco meses, ha tenido éxito. Aunque las expectativas de Loida eran más grandes, actualmente tiene en promedio cuatro eventos al mes, suficientes para seguir invirtiendo y creciendo.

La Fontanina va viento en popa y con ella muchas metas más que irán materializándose poco a poco. Entre esas metas está emplear a más personas y tener un local propio.  

“En mayo empecé con el negocio. Nicaragua es un país muy difícil y uno tiene expectativas grandes. Sin embargo, considero que nunca se deben perder las ganas de salir adelante y no dejarse vencer por nada. Pasé casi dos meses sin eventos, pero ahora sí ya va caminando”.

Loida disfruta mucho su trabajo. Un día antes del evento, planifica lo que necesitará llevar y un listado de las cosas que el cliente le pidió, ya sean dulces, frutas, galletas o malvaviscos. Llega al lugar, arma la mesa iluminada o con mantel y espera a que la gente disfrute del chocolate.

“Lo más cansado es retirar, pero es parte de este trabajo”, comenta.   



ENFOCADA EN RESULTADOS   

Lo único para lo que se desconecta del trabajo es para ver películas en Internet. Para Loida, uno de los mejores inventos es el celular con conexión a Internet porque le ahorra tiempo y está conectada con sus clientes de una manera más eficaz.

Disfruta también de la música y de las revistas de farándula. Pero su pasatiempo favorito es ir al gimnasio. “Me deja animada, me hace perder libras demás y me quedo con ganas de trabajar más”, explica.

Lo único que le incomoda es que le pregunten la edad, porque desencadena otras, como: por qué no tiene novio, por qué no está casada y por qué no tiene hijos... 

Ella afirma que sí le gustaría tener una pareja, pero aún no está entre sus metas a corto plazo.

“Estoy abierta al amor pero soy muy exigente. Si surge, qué bien, si no, no es ningún problema, no dependo de eso para estar feliz y tranquila”.

Loida disfruta mucho de sus sobrinos. Dice que con ellos se da cuenta que los niños son una gran responsabilidad que no está dispuesta a enfrentar sola.

“El consejo que le doy a las mujeres es que luchen por sus sueños, que aprendan a hacer lo que les gusta, que vayan paso a paso, pero firme. Hay que proponerse metas y enfocarse en los resultados. Es así como he cumplido con todos mis sueños”, finaliza Loida. 

Archivo personal   

Estudios: Arquitectura en la Unica y Maestría en Administración de Empresas en el Incae.
Edad: 32 años.
Nació en Managua.
Idiomas: Inglés, español, portugués y entiende francés.
Color favorito: morado.
Comida favorita: vaho.
Le gusta el chocolate, pero hace un balance, no come en exceso.
Su mayor logro es haber creado un negocio propio y que esté teniendo buena aceptación. “Lo que quiero es que las personas recuerden una boda, un baby shower o un cumpleaños, porque había una fuente de chocolate”, afirma.
Actualmente acaba de iniciar un trabajo a parte de La Fontanina en mercadeo, reclutamiento de personal y atención al cliente en una distribuidora masiva que se dará a conocer al público en diciembre.
La Fontanina para ella es como un hijo al que hay que cuidar e invertir para su crecimiento. 

Tomado del suplemento "Nosotras", del diario La Prensa S.A., Managua, Nicaragua.
Martes 23 de Octubre del 2012.