martes, 3 de marzo de 2009

Arte y gestión empresarial, en escena



Arte y gestión empresarial,  en escena - Foto

El local del Teatro Justo Rufino Garay, está ubicado en los alrededores del parque Las Palmas. Una zona residencial de la vieja Managua que resistió el terremoto de 1972. Se distingue varios metros antes, por una cartelera que sobresale de la estructura del edificio, con los anuncios pertinentes a las diversas actividades del teatro. Una pequeña cafetería decorada sencillamente y con buen gusto, recibe a los visitantes y por supuesto, también me recibe a mí.

Faltan cinco minutos para las nueve de la mañana. Pregunto por Lucero y me dicen que aún no llega. Explico que tengo acordada una entrevista para las nueve, y muy segura la joven que atiende la oficina, me dice que si es así, seguro no ha de tardar. A penas me acomodo en un sofá para hojear unas revistas sobre teatro, cuando aparece Lucero, la Fundadora y Directora del teatro. Son las nueve en punto.

Tal como ustedes lo habrán notado, la página Emprendedores, ha dedicado sus últimas publicaciones, al tema de la gestión cultural, por tal razón, una institución con tantos años de existencia, como es el Teatro Justo Rufino Garay, es una parada obligatoria para nuestro trabajo. Le explico a mi entrevistada que no llego a conversar con la artista, sino, que busco a Lucero Millán la empresaria. Se sorprende un poco. Manifiesta que es la primera vez que se lo piden.

Lucero es de origen mexicano. Estudió Literatura Dramática y Teatro, en la Universidad Nacional de México y formó parte de la compañía de teatro de su Estado natal, Sinaloa. Tenía diecinueve años cuando una noticia recorría el mundo: la lucha, y después, el triunfo de la revolución popular sandinista. Ella que había formado parte de los comités de solidaridad con Nicaragua, tomó el avión y con una “mochila detrás y una maleta de ilusiones por delante”, pisó tierra nica en septiembre de 1979, deseosa de conocer de primera mano, lo que aquí sucedía.

Nos comenta que el Justo Rufino nació como un taller de actuación dentro del seno del Sistema Sandinista de Televisión, donde ella y su marido durante cinco años, impartieron clases a una gran cantidad de jóvenes. El nombre de Justo Rufino, fue sugerido por el compañero Luis Guzmán (Chiri), quien les ilustró sobre la vida de este artista, que utilizó el teatro como un medio de lucha. Lucero recuerda que en los años ochenta, la política cultural del gobierno asignaba a los artistas un módico salario, con el cual podían llenar sus necesidades básicas, y así poderse dedicar a la creación artística. Después de aquellos años vinculados al sistema de televisión, decidieron independizarse y en abril de 1986, fundan la primera sala de teatro independiente de Nicaragua. Fue en una casa del reparto Bello Horizonte, acondicionada con sus propias manos. Tenía capacidad para cuarenta personas.

Lucero, ¿cuándo se trasladan de Bello Horizonte a este local?

Nosotros compramos este local, antes que perdiera el gobierno del frente sandinista. Iniciar aquí fue muy difícil. Nadie nos abría las puertas, dados nuestros antecedentes. Fueron tres o cuatro años que la pasamos muy mal, pero también fue un período de muchas enseñanzas. Nos salvó que a la par de las presentaciones teatrales nosotros siempre tuvimos la Escuela de Arte. La docencia nos ayudó mucho.

¿Con cuál obra inauguraron este nuevo local, qué tanta gente vino?

Si recuerdo bien, fue con la obra “Pareja abierta” de Darío Fo. Vino mucha gente. Fue un éxito muy grande. Eso fue a principios de 1991.

¿Por qué seleccionaste esa obra; cómo la promocionaste?

Escogimos a Darío Fo, porque es un autor muy comprometido, pero lo hace de una manera más accesible para el público y también más divertida. Era una época en que la gente no quería ver cosas muy tristes. Además necesitábamos captar otro tipo de público. En cuanto a la promoción, eso también ha sido todo un aprendizaje. Lo hacemos, con radio, televisión, afiches, volantes, y últimamente, incorporamos los correos electrónicos. También, aprendimos a planificar, a elaborar planes estratégicos…

¿Cómo fijan el precio para las entradas al teatro?

Lógicamente, obedecen a un cálculo de toda la inversión que demanda una obra: salarios, energía y otros. Debo decirte que el precio es todavía subsidiado, pues es muy difícil que una institución como la nuestra, incluso en los países desarrollados, logre sobrevivir sin un apoyo externo. Por ejemplo, en Colombia, hay algo que se llama “Sala concertada”, el Estado financia las salas independientes, y los teatros a su vez, devuelven el apoyo prestando la sala para que se presenten o ensayen otros grupos. Hay varias formas de retribuir ese apoyo. Nosotros estamos apoyados por un proyecto que se llama Fondo Común, es un proyecto que se titula “Participación ciudadana utilizando el teatro como vehículo de comunicación.” Pero siempre estamos trabajando en lograr mayores niveles de auto-sostenibilidad.

¿Qué les genera más ingreso: el teatro, el cine de los miércoles, la cafetería, las clases, el alquiler de vestuario?

Todo contribuye. Pero lo que nos genera más son las presentaciones en el exterior. Allá recibes diez veces más de lo que aquí generamos por nuestras obras.

Vinculación con el exterior

Las relaciones y nexos con el exterior, son parte de la estrategia de permanencia y desarrollo del grupo de teatro que dirige Lucero. Ella es presidenta del Festival internacional de teatro monólogo-diálogo, un proyecto basado en autogestión, que este año cumple quince años de existencia; representa a Nicaragua en la Red de promotores culturales de América Latina y el Caribe; es contraparte de un proyecto centroamericano de teatro llamado Carromato.

¿Qué ha sido del movimiento artístico que se desarrolló en los ochenta?

Yo tengo casi treinta años de estar en este campo, y el desarrollo cultural ha pasado por diferentes procesos. En los años ochenta hubo una política muy clara de promoción. Los años noventa fueron de mucha orfandad, pero en medio de esa crisis también encontramos oportunidades de crecer. Creo que lograron sobrevivir aquellos artistas o grupos que habían alcanzado cierto margen de independencia y autosostenibilidad. Mi consejo para los artistas va orientado al trabajo, a ponerse metas, uno logra resultados cuando tiene metas. Hay que ser mucho más emprendedor y tener iniciativa. Hay que moverse, gestionar, trabajar duramente, entrenar…

¿Crees que hay artistas que no tienen canales para expresar su arte por falta de gestión empresarial?

Por supuesto. Hay dos formas de desarrollarse como artista: una es esperar que todo te venga de arriba. Que vas a crear únicamente, cuando alguien te dé el financiamiento. Otra es hacer gestión empresarial, asociarse, vender ideas y proyectos. Ampliar nuestros horizontes, no quedarnos encerrados y tratar de convencer a aquéllos que piensan que el arte es un gasto y no una inversión.

¿Será posible que en cada barrio de Managua exista un pequeño teatro, en una casita, en un local comunal, si hace gestión empresarial?

Sí, yo creo que sí. Hay que tener una actitud positiva y claro, no quedarse sentado. Creo también que hay una serie de canales que los artistas desconocen. Hay una serie de becas de convenios, de organismos, a las cuales se puede acceder. Pero hay que buscar la información y establecer relaciones. Por ejemplo hay un fondo internacional que apoya la cultura que se llama Iberescena, que de manera particular, apoya la danza y el teatro. A mí me da mucha pena que los nicaragüenses no podamos acceder, pues los gobiernos tienen que dar una pequeña cuota y Nicaragua todavía no lo hace.

¿Hay solidaridad en el gremio de los artistas?

Hubo un tiempo en que cada quien buscaba su sobrevivencia. Eso ha cambiado y ahora en el gremio de teatristas, hemos constituido la red de profesionales del teatro. Tenemos varios proyectos para el desarrollo del teatro en nuestro país. Convencidos que el salto debe hacerse de manera colectiva, independiente de que hayan artistas que sobresalgan más que otros.

Esta empresa cultural tiene demandas que plantear a la sociedad en su conjunto: a los gobiernos que escuchen e incorporen a los artistas que han demostrado consistencia, en sus planes de desarrollo. Los artistas pueden aportar mucho al desarrollo. A la empresa privada, que patrocinen eventos, y a la población en general, que contribuyan con su asistencia a las obras y espectáculos de los artistas nacionales. Para mayor información sobre la historia, obras y servicios de esta exitosa empresa cultural, pueden visitar el sitio web del Justo Rufino: www.rufinos.org

Tomado de El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua.
Sección: Emprendedores.
Martes 3 de Marzo del 2009.

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