Industrias Pochi
Yasmín González y su marido frente a la máquina para agua carbonatada. |
“Pasé rezando todo el día para que se vendieran las cien unidades que había dejado en consignación a una mujer del mercado. Era mi primer día como fabricante de esos refrescos embolsados que en Nicaragua conocemos como bolis. A las cinco de la tarde, cuando llegué, aquella mujer me recibió diciéndome: ‘¿Cómo es posible que usted no dejara un teléfono para llamarla? Los cien bolis se vendieron en un ratito. Una gran emoción se apoderó de mí. Me parecía mentira. Lo peor fue cuando me dijo: ‘Mañana tráigame 500’. Tuve que decirle que no tenía capacidad de hacerlos. Trabajé muy duro toda la noche y al día siguiente le llevé 200”.
Dieciocho años después, sentada en la oficina de su empresa, Industrias Pochi, Yasmín González habla de los inicios de su vida emprendedora. No se le nota ni pizca de orgullo. Sus ojos brillan y sus dedos se entrelazan como para que no se le escapen por ahí los detalles importantes de su vida empresarial.
Una explosión salida del motor de un avión le dañó sus oídos cuando trabajaba como encargada de planificación en la fenecida empresa Aeronica. Era 1988. Los médicos le dijeron que seguir trabajando en aquel lugar era arriesgarse a quedar totalmente sorda. Dejó su empleo. La situación era harto difícil. Parecía que el cielo se caía pedazo a pedazo sobre su cabeza, mientras la tierra se hundía bajo sus pies. Y se tomó la decisión que había que tomar para lograr subsistir: su marido se marchó a trabajar a Costa Rica.
Yasmín, junto a su pequeña hija, decidió esperar un poco más. Tenían confianza de que algo nuevo y mejor vendría. Pasaron los meses, y un día de tantos supo de alguien que cerraba un pequeño negocio de refrescos en la ciudad de León, para luego marcharse del país. Con 50 dólares en la cartera y un enorme capital de esperanzas, Yasmín tomó el bus que la llevó a la Ciudad Universitaria. Allí compró una máquina para sellar bolsas plásticas, y sin pena alguna, preguntó por la fórmula para elaborar los populares bolis. En un cuaderno garrapateó, lo más completo que pudo, aquellas fórmulas empíricas y se regresó a Managua.
Hizo varios experimentos, elaboró los primeros refrescos, les dio su toque personal y una mañana, con diez bolis acomodados en un termo plástico, se dirigió al popular Mercado Oriental a confrontar sus productos con la realidad. Fue por tal razón que cuando le encargaron los primeros cien, la que un día fue atea, comenzó a pedirle a Dios que se pudieran vender todos ese mismo día.
Incluso hasta la niña pequeña, que está en primer año, desde ahora dice que en un futuro se hará cargo de la parte financiera de la empresa.
Y basta visitar unos minutos la empresa para verlos a cada uno de ellos ejecutando las tareas que cada cual tiene asignada. Hasta el personal de la empresa es como de la familia, pues son vecinos que viven a pocos metros de distancia.
Según nuestra entrevistada, ellos siguen las normas de higiene que exige el Ministerio de Salud; se han instruido sobre las buenas prácticas de manufactura y asisten a cuanta capacitación son invitados. “En la calle circulan como 160 marcas de agua, pero de ellas tal vez sólo 27 son empresas legales. El Minsa debería ser más estricto con estas empresas que engañan al consumidor”, afirma.
¿Y ustedes son de los más fuertes en el negocio?
Así nos dicen, pero hay empresas mucho más fuertes.
¿Y qué medidas toma Industrias Pochi para proteger el medio ambiente?
Nosostros le pagamos a personas para que recojan las bolsas plásticas que se tiran a la calle. Después las vendemos para ser recicladas.
¿Ya podés fabricar los 500 bolis que te pedían las del mercado?
(Ríe) Ahora fabricamos varios miles diariamente.
Muchas personas no creen en los consultores empresariales, ¿vos creíste en ellos desde un inicio?
Yo siempre busqué ayuda con otras instituciones, pero estos de Agora, en sus inicios, hasta me alteraban un poco. Querían saber todo, y siempre que yo les explicaba algo, me preguntaban: ¿por qué esto, y por qué lo otro, y por qué aquello? Con los resultados obtenidos, poco a poco fui entendiendo que todas sus preguntas y cuestionamientos eran importantes. Sucede que a veces uno está tan enamorado de su trabajo, que no razona objetivamente. Los consultores le ayudan a uno a ver las cosas desde diferentes ángulos.
Según tu criterio, ¿cuál es la clave para que nuestro país salga adelante?
La información. Yo pienso que si el gobierno nos informara correctamente sobre sus políticas de apoyo, lineamientos, nuestros deberes y beneficios a los que podemos acceder, etcétera; si los dos, gobierno y empresas nos coordináramos mejor, ya hubiéramos avanzado enormemente, con sólo el poder de la información.
Tomado de El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua.
Sección: Emprendedores.
Domingo 22 de Junio del 2008.
Dieciocho años después, sentada en la oficina de su empresa, Industrias Pochi, Yasmín González habla de los inicios de su vida emprendedora. No se le nota ni pizca de orgullo. Sus ojos brillan y sus dedos se entrelazan como para que no se le escapen por ahí los detalles importantes de su vida empresarial.
Una explosión salida del motor de un avión le dañó sus oídos cuando trabajaba como encargada de planificación en la fenecida empresa Aeronica. Era 1988. Los médicos le dijeron que seguir trabajando en aquel lugar era arriesgarse a quedar totalmente sorda. Dejó su empleo. La situación era harto difícil. Parecía que el cielo se caía pedazo a pedazo sobre su cabeza, mientras la tierra se hundía bajo sus pies. Y se tomó la decisión que había que tomar para lograr subsistir: su marido se marchó a trabajar a Costa Rica.
Yasmín, junto a su pequeña hija, decidió esperar un poco más. Tenían confianza de que algo nuevo y mejor vendría. Pasaron los meses, y un día de tantos supo de alguien que cerraba un pequeño negocio de refrescos en la ciudad de León, para luego marcharse del país. Con 50 dólares en la cartera y un enorme capital de esperanzas, Yasmín tomó el bus que la llevó a la Ciudad Universitaria. Allí compró una máquina para sellar bolsas plásticas, y sin pena alguna, preguntó por la fórmula para elaborar los populares bolis. En un cuaderno garrapateó, lo más completo que pudo, aquellas fórmulas empíricas y se regresó a Managua.
Hizo varios experimentos, elaboró los primeros refrescos, les dio su toque personal y una mañana, con diez bolis acomodados en un termo plástico, se dirigió al popular Mercado Oriental a confrontar sus productos con la realidad. Fue por tal razón que cuando le encargaron los primeros cien, la que un día fue atea, comenzó a pedirle a Dios que se pudieran vender todos ese mismo día.
El apoyo familiar
Yasmín reconoce durante toda nuestra conversación el gran apoyo económico, moral y hasta laboral que ha significado su marido para el desarrollo de la empresa. También su hija, de 18 años y estudiante de ingeniería industrial, está involucrada directamente en las labores productivas.Incluso hasta la niña pequeña, que está en primer año, desde ahora dice que en un futuro se hará cargo de la parte financiera de la empresa.
Y basta visitar unos minutos la empresa para verlos a cada uno de ellos ejecutando las tareas que cada cual tiene asignada. Hasta el personal de la empresa es como de la familia, pues son vecinos que viven a pocos metros de distancia.
El negocio del agua
Mucho se habla del negocio del agua en bolsa que se vende en los semáforos, y al saber que Industrias Pochi también está en ese negocio, no pude menos que, con el permiso de Yasmín, hacer un recorrido por las instalaciones de la empresa, las cuales son muy higiénicas y cuentan con algunos equipos modernos. Purificadores, filtros, enfriadores y otros artefactos nos indican que efectivamente es agua purificada la que se empaca en las bolsas Pochi.Según nuestra entrevistada, ellos siguen las normas de higiene que exige el Ministerio de Salud; se han instruido sobre las buenas prácticas de manufactura y asisten a cuanta capacitación son invitados. “En la calle circulan como 160 marcas de agua, pero de ellas tal vez sólo 27 son empresas legales. El Minsa debería ser más estricto con estas empresas que engañan al consumidor”, afirma.
¿Cuántas bolsas de agua venden diariamente?
Nuestras ventas promedio son de 30 mil bolsas diario.¿Y ustedes son de los más fuertes en el negocio?
Así nos dicen, pero hay empresas mucho más fuertes.
¿Y qué medidas toma Industrias Pochi para proteger el medio ambiente?
Nosostros le pagamos a personas para que recojan las bolsas plásticas que se tiran a la calle. Después las vendemos para ser recicladas.
¿Ya podés fabricar los 500 bolis que te pedían las del mercado?
(Ríe) Ahora fabricamos varios miles diariamente.
Los consultores de Agora y sus preguntas
Pochi vende gelatina, agua en bolsa, bolis, refresco de naranja envasado en botellas plásticas, y pronto saldrá al mercado agua carbonatada con sabores. Se conocerá como Agua Seltz, marca que ya tiene registrada y que para su salida al mercado cuenta con el apoyo de Agora Partnerships, una institución que les ha facilitado financiamiento por 10 mil dólares, y sobre todo mucha asesoría empresarial. Esos es lo más valioso de Agora, nos dice Yasmín, quien confiesa que hace seis meses estuvieron a punto de perder la propiedad por la mala asesoría y mala voluntad de un banco que les prestó 60 mil dólares para comprar un equipo a utilizar en el agua carbonatada.Muchas personas no creen en los consultores empresariales, ¿vos creíste en ellos desde un inicio?
Yo siempre busqué ayuda con otras instituciones, pero estos de Agora, en sus inicios, hasta me alteraban un poco. Querían saber todo, y siempre que yo les explicaba algo, me preguntaban: ¿por qué esto, y por qué lo otro, y por qué aquello? Con los resultados obtenidos, poco a poco fui entendiendo que todas sus preguntas y cuestionamientos eran importantes. Sucede que a veces uno está tan enamorado de su trabajo, que no razona objetivamente. Los consultores le ayudan a uno a ver las cosas desde diferentes ángulos.
Según tu criterio, ¿cuál es la clave para que nuestro país salga adelante?
La información. Yo pienso que si el gobierno nos informara correctamente sobre sus políticas de apoyo, lineamientos, nuestros deberes y beneficios a los que podemos acceder, etcétera; si los dos, gobierno y empresas nos coordináramos mejor, ya hubiéramos avanzado enormemente, con sólo el poder de la información.
Tomado de El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua.
Sección: Emprendedores.
Domingo 22 de Junio del 2008.