Los vinos, de diversos aromas frutales, son elaborados artesanalmente en
su casa de habitación, localizada en el barrio Noel Selva, que divide
la ciudad de Rivas, con el municipio de San Jorge.
Por: Lesber Quintero
Laura Cruz Blanco muestra una botella de vino
de frutas.
Laura Ester Cruz Blanco, una emprendedora de 59 años, ha aprendido a
sacarle provecho a las frutas. Así llevó al mercado nacional una marca
de vino que por su sabor y bondades medicinales ha comenzado a
conquistar el paladar de los consumidores.
Los vinos, de diversos aromas frutales, son elaborados artesanalmente
en su casa de habitación, localizada en el barrio Noel Selva, que
divide la ciudad de Rivas, con el municipio de San Jorge.
Cruz contó que la pequeña “fábrica” de vino comenzó a operar con
fines comerciales hace dos años, con la elaboración de bebidas
fermentadas, a base de marañón, tamarindo, mango, pitahaya, palmita,
nancite, grosella, coyolito, calala, piña y flor de jamaica.
“El emprendimiento familiar ha tenido éxito y se ha dado a conocer, bajo
la marca, Vinos del Campo, y es una bebida elaborada de manera natural,
sin colorantes ni químicos y en el proceso participan mi marido,
Boanerges Rojas, mi hija Wendy Chavarría y una nieta”, contó la
emprendedora.
Nunca es tarde para emprender
La idea de montar su negocio de vino, surgió hace 36 años, cuando un
grupo de cooperantes de España, llegó a la comunidad La Barranca, del
municipio de Nandaime, donde ella vivía, a impulsar un proyecto de agua
potable y de viviendas. En su estadía, los europeos les mostraron a los
lugareños técnicas para hacer vinos de diversas frutas.
“Los donantes españoles al llegar a la comunidad de La Barranca, además
de apoyarnos con proyectos de agua y vivienda, también brindaron
talleres y técnicas para que hiciéramos vino a base de frutas y
comercializáramos las bebidas para obtener ingresos, pero en ese momento
nadie se interesó, pero a mí me gustó la propuesta”, explicó.
Según Cruz, en esos años no existía interés por el vino, y ella
contaba con una plaza laboral que le impedía, dedicarse a este
emprendimiento, pero reveló que ocasionalmente elaboraba estas bebidas
sin fines comerciales.
“La idea de lanzar el emprendimiento y apostar al mercado surgió en
el 2017, y desde entonces estoy meramente dedicada a este proyecto junto
con mi familia. En promedio comercializamos mensualmente 50
presentaciones de 735 mililitros, pero en diciembre las ventas se
triplicaron” explicó.
El proceso de elaboración del vino, inicia con la captación de
frutas, que posteriormente son cocidas e higienizadas, para luego
fermentarlas por un período máximo de seis meses y tras ser destiladas
son envasadas principalmente en presentaciones de 735 ml y 750 ml.
El mercado
De acuerdo con Cruz, estas presentaciones las comercializan en C$100 y
C$200, respectivamente, pero explicó que también sacan al mercado
envases exóticos y de mayor contenido que se ofrecen hasta en C$800.
Esta diversidad de vinos rivenses, se han dado a conocer a nivel
nacional a través de ferias y tras ser degustados, los clientes llegan
hasta la casa a realizar los pedidos o a través de llamadas telefónicas.
“A la gente le ha gustado porque tradicionalmente estaban
acostumbrados al vino de Jamaica y acá hemos diversificado con muchas
frutas que tienen bondades medicinales, para mejorar las funciones del
cerebro, controlar la presión arterial, acelerar el metabolismo, evitar
el colesterol y retrasar el envejecimiento como es el caso del marañón.
Por eso muchos de nuestros clientes consumen una o dos copas de vino al
día”, concluyó Cruz.
Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni , Managua, Nicaragua.
Sección: Ecónomia
Fecha Original: Viernes 04 de Enero del 2019.
Sábado 05 de Enero del 2019.