viernes, 28 de abril de 2017

Transformaron lo tradicional y triunfaron

Quisieron diferenciarse de la oferta popular, innovaron y ahora cosechan los frutos de esa iniciativa.  


Masaya    


Por: Yohany López  

La participación de Darlin Urbina en el Festival Internacional de Poesía de 2009, que se realiza en la ciudad de Granada, fue la chispa que despertó en ella la necesidad para darle otro giro al negocio que toda su vida había visto a su madre trabajar: la confección de prendas de vestir con técnicas tradicionales en el municipio de Masaya.

Urbina recuerda que desde que era una niña observó a su mamá trabajar, aprendió de ella las mejores técnicas del bordado a mano, elaboración de guayaberas, vestidos de manta y hasta ropa para niños. Su infancia la transcurrió entre recortes de tela, botones, hilos y la promoción de camisas de manta en los mercados populares de Masaya y Managua.    

Todo ese antecedente fue la plataforma que Urbina tomó como referencia cuando estando en la calle La Calzada, en Granada, decidiera priorizar el negocio de su mamá y así pasar a una nueva etapa con Creaciones Darlin. 

   

Innovación es clave     

Fue así que junto con su progenitora, Urbina inicia el camino a la formalización, el crecimiento y la asociatividad gremial. “Una de las cosas es que mi madre no tenía tiempo era andar en los gremios y la verdad es que después de participar en la Festival de Poesía, me di cuenta que no podíamos seguir encerradas en el taller y que el mercado estaba afuera y más allá de Masaya y Granada”, recuerda la emprendedora.    

 De esa forma, en la confección de nuevas piezas, combinó diseños de la moda internacional con las técnicas tradicionales de Masaya y el resultado fueron prendas más ajustadas a la silueta de la mujer, prendas más cómodas para ir a la playa o bien a eventos sociales cuya vestimenta sea ligera.

Fue así que para 2010 emprendieron el camino de la diversificación de prendas de vestir y madre e hija decidieron elaborar guayaberas de colores vistosos, con nuevas técnicas de corte y grabados más especializados.

“Uno tiene que hacer un cambio de mentalidad y pasar de querer ser empleado a ser empleador. Creo que las generaciones debemos tomar más fuerzas en ese pensamiento y saber que aunque no es fácil, trae resultados más óptimos”, agregó Urbina. 

 

En muchas de las prendas para mujeres implementaron el deshilado a mano, el calado y nuevos telares que hagan más cómodo el andar en las personas.  

 “Y esa nueva oferta nos ha permitido entrar a espacios más exigentes y percibir mejores ingresos en las ventas. La idea es mejorar la calidad y abastecer en centros comerciales, a clientes más exigentes”, manifestó Urbina.

Tras ser un negocio pequeño, Urbina recuerda que empezó una etapa de crecimiento en el taller en el que fue necesario contratar más personas.   

Escasa mano de obra     

Actualmente Creaciones Darlin emplea en Masaya a siete personas, pero según Urbina esa mano de obra calificada para el bordado tradicional está desapareciendo y esa situación se ha convertido en una amenaza para los talleres que todavía conservan las técnicas propias.

“Una buena parte no está interesada en aprender nada que tenga que ver con el oficio de sus padres. Algunas personas han muerto y otras están migrando a las maquilas de textiles que están en la zona. Cuando vas a algún curso en el Inatec te enseñan con máquinas y está bien, pero el producto que ellas hacen es el mismo y se pierde la esencia de lo único en cada pieza”, agrega Darlin Urbina.  

         

Actualmente ella se dedica a las ventas y compra de la materia prima, así como identificar los nuevos espacios donde podrán ofrecer sus prendas, mientras que su mamá, Marta Urbina, analiza la calidad de cada corte que hagan.

En los últimos años se han afiliado al Grupo Raíces y han visto que ello ha dado otro empuje a su negocio.

“Nuestros productos han viajado hasta República Dominicana. He tenido la oportunidad e capacitarme en México e ir a una serie de ferias en los centros comerciales en Managua, así como en el mismo parque de ferias que impulsa el Ministerio de Economía Familiar”, explica Urbina. 

“Estamos muy contentas porque podemos ver que todo ese esfuerzo y la experiencia de mi madre han traído resultados para todas las familias que dependemos de esta actividad.

Nuestro sueño ahora es tener un taller más amplio, mejores condiciones y poder entrar a un mercado de mayor poder adquisitivo en el que se perciba más ingresos, así como tener nuestra propia tienda con prendas coloridas de producción nacional”, enfatizó la emprendedora.    

   

 Contacto      

Creaciones Darlin está en la ciudad de Masaya.
Dirección: de Las Cuatro Esquinas,
Monimbó, 15 varas al sur.
Teléfono: 2523-0505.
Correo electrónico: urbigar@yahoo.es    

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni , Managua, Nicaragua. 
Sección: Economía.  
Viernes 28 de Abril del 2017.  


  


viernes, 21 de abril de 2017

Para emprender no hay edad, conozca la historia de Mía Sangría

Esta es la historia de Mía Sangría, un negocio impulsado por una mujer que quedó desempleada a sus 50 años y decidió encarar su realidad con un emprendimiento.    


           
Silvia Siria, propietaria del negocio
Mía Sangría.  

Por: Wendy Alvarez Hidalgo.    

Después de 25 años de llevar una vida económica estable, porque ocupaba cargos importantes dentro de organismos de cooperación internacional, el desempleo tocó las puertas de Silvia Siria Castillo. Entró en pánico, no solo porque era el único sostén monetario de su hogar, sino porque sabía que ubicarse en una empresa no le iba a ser fácil. Tenía 50 años de edad y una larga trayectoria profesional, que de entrada haría pensar a cualquier empleador que su aspiración salarial era elevada. Silvia estaba consciente de un fenómeno cruel y actual en Nicaragua: el mercado del trabajo descarta a todo profesional mayor de 40 años.    

       
Cortando las frutas y luego hara la bebida
la sangría.   

En su lucha por asimilar su nueva realidad económica, Silvia llegó a la conclusión de que no todo lo que estaba pasando era negativo. A diferencia de años pasados, ella comprendió que podía convertir su habilidad en la elaboración de sangría en una forma de vida y de crecimiento profesional. Un arte que había aprendido hacía 15 años atrás, tras conocer dicha bebida mediante su hermana, quien residía en España y que en días de verano le enseñó a elaborarla en Nicaragua.  

     
Parte de la preparación de la bebida la
sangría. 

“No soy muy metida en la cocina, pero me gusta eso de los traguitos, mezclar cosas, yo hacía margaritas diferentes, pero todo era como un pasatiempo, tenía mi trabajo, vivía de él… Antes pensaba que emprender era para jóvenes”, recuerda.   

   
 Silvia Siria, propietaria de Mìa Sangría, cuenta como
a sus 50 años es una mujer emprendedora.  

Desde que ella conoció de la elaboración de esta bebida, la receta la había venido perfeccionado, al punto que su sangría se había convertido en una referencia de delicia entre sus amistades. Silvia se llenó de valor y en lugar de hundirse en la desesperanza decidió vencer el miedo al desempleo con un emprendimiento.  

    
Terminada la elaboración de la bebida de la
sangría, es echada a un envase plástico.  

Y nació el bebé…     

Así nació lo que hoy es Mía Sangría, una pequeña empresa que surgió hace nueve meses con un cliente y que ahora tiene 120, algunos de los cuales inclusive son transnacionales. Pero antes de fundar el negocio y en pleno desempleo, Silvia se fue a degustar esta bebida en distintos restaurantes donde se sirve como aperitivo. Necesitaba una fórmula que la distinguiera en el mercado y llegó a la conclusión que el no usar aditivos sería su principal carta de presentación.   


 

Terminada la elaboración de la bebida de la
sangría, es echada a un envase plástico.  

Esta vez Silvia no repartiría de gratis su sangría entre sus amigos y allegados, sino que tras perfeccionar la receta, la bebida la comenzaría a ofrecer en venta para construir un capital semilla.  Pero tener la fórmula de una buena sangría no iba a ser suficiente para impulsar el negocio, necesitaba asesoría de mercado, de marketing, asistencia de un profesional. Y fue así como decidió buscarla en Voces Vitales, un programa de la Universidad Centroamericana y se afilió a la Red de Empresaria de Nicaragua (REN).   

    
Poniendo la etiqueta al envase que lleva la
bebida de la sangría.  

 De hecho fue en uno de los talleres sobre marketing donde nació la marca registrada Mía Sangría. En un inicio, ella queriendo hacer honor a un sobrenombre en la familia “La negra”, quiso nombrar su producto como Sangría “La negra”, lo que fue desaconsejado por una especialista, quien le aseguró que necesitaba un sello mucho más acorde al entorno donde este tipo de bebida suele degustarse. 



A disfrutar de la sabrosa bebida la  sangría.   

Pero ella quería que la sangría llevara su sello, sentirse apropiada de su fórmula , es decir que “era mía”, le explicó a una especialista en mercadeo. Y fue cuando entonces le sugirieron llamarla: “Mía Sangría”, relata. “Hasta hoy no ha habido una persona que me diga que esta sangría es fea, que esta sangría no me gustó”, afirma Silvia. Su bebida ha sido capaz de conquistar a paladares tan exigentes como el chileno o incluso el mismo español. En ferias, donde casi siempre participa, ha recibido elogios de extranjeros que saben lo que es una buena bebida.   

Emprendimientos, Negocios, Bebidas,      

Silvia no se ha limitado a un solo tipo de sangría, ella
ofrece tres presentaciones: rosada, blanca y roja.  

Pero emprender a los 50 años tampoco le ha resultado fácil. Su negocio aún está en proceso de consolidación y crecimiento, y asegura que ha pasado momentos difíciles que la han llevado a pensar en desistir. Los ingresos del negocio a veces se agotan, particularmente cuando debe cubrir las necesidades básicas del hogar.    

Una buena aspiración     

“Me está costando separar el dinero del negocio y los gastos de mi casa, porque no tengo otro ingreso. Pero si vos no reinvertís en el negocio, llegás a un momento en que no tenés ni para comprar los insumos”, afirma.

Su aspiración es llegar a los estantes de los supermercados, pero antes de llegar a dar ese paso dice que prefiere enfocarse en el posicionamiento de su producto en tiendas de conveniencias, restaurantes, empresas organizadoras de eventos, etcétera. 

En diciembre los pedidos de su producto no paraban de crecer. Tanto así que durante varios días comenzó su faena desde las 5:00 de la mañana y hasta tuvo que contratar temporalmente a algunas personas, más el apoyo de siempre el de su hijo. La asesoría externa le ha permitido tener etiqueta, ofrecer su producto en las redes sociales, tener sitio web y está en proceso de sacar su registro sanitario. El negocio está registrado ante el Fisco.

Su idea también es abrir un local exclusivo de degustación de su sangría, por lo que está pensando unirse con una empresaria que está preparando empanadas chilenas para ambas darle forma al negocio. Actualmente ella tiene la capacidad de producir en un día cincuenta galones de sangría. 

La ventaja que Silvia observa en su mercado es que no tiene mucha competencia y ha descubierto que si bien en el país no existe la cultura de esta bebida, son las mujeres las que suelen demandarla.

 Emprender no es solo de jóvenes  

“Tengo clientes hombres, pero el noventa por ciento son mujeres”, menciona. Silvia cuenta que tras nueve meses de haber echado a andar su negocio, una de las mayores lecciones que ha aprendido es que el emprender no es exclusivo de los jóvenes. Antes creía que sí.

“Antes pensaba que emprender era para jóvenes, ahora sé que para emprender no hay edad, estoy gateando, pero sé que un día Nicaragua va a conocer Mía Sangría, un día la venderé por todos lados, y ese es el legado que quiero dejar: que no hay edad para emprender. Yo, a punto de jubilarme, sé que voy a heredar este negocio a mis hijos”, afirma.

Cada vez que a su mente llega la idea de querer repartir su currículum en las empresas, Silvia dice que sustituye ese pensamiento enviando mejor sus boletas de presentación de sus productos. 

Contacto   
Propietaria: Silvia Siria Castillo.
Teléfonos: 86770220 / 82089379
Correo: silvia.siria@miasangria.com
Sitio web: www.miasangria.com       

Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni , Managua, Nicaragua. 
Sección: Economía  
Viernes 21 de Abril del 2017.




   


miércoles, 19 de abril de 2017

Atelier Linos Su, el proyecto de una emprendedora

       
Microempresaria Azucena Blandón     

Azucena Núñez Blandón, una comunicadora social, hace siete años decidió emprender con un negocio de confección en el que se elaboran guayaberas para caballeros, damas y niños,  a la vez que confeccionan trajes bordados en lino.

Blandón es originaria de Masaya, tiene 38 años de edad y  estudio la licenciatura en comunicación social en la Universidad Centroamericana (UCA), sin embargo más adelante optó por una maestría en administración de empresa en la Universidad Thomas More.

Según Núñez, la idea  de emprender con una microempresa surgió porque su familia siempre se ha dedicado a la confección de prendas de vestir de generación en generación, por lo tanto quiso continuar con la tradición.   

El taller Linos Su surgió en abril del 2010 y Atelier Linos Su, que es la tienda física, nació a principios de este año.

Azucena comentó que esta microempresa también responde a la necesidad de ofrecer un producto con valor agregado.

Como cualquier inicio de toda empresa, el capital inicial fue pequeño, por tal razón Azucena decidió unir esfuerzos con familiares y emprendió el negocio con su madre y cuatro hermanos.

Núñez agrega que durante un tiempo estuvo laborando para una empresa privada, mientras preparaban las condiciones para desarrollarse y poder inyectar más capital a su negocio.  

PRODUCTOS    

Azucena Núñez comentó los diversos modelos de guayaberas que Atelier Linos Su ofrece. “Tenemos una amplia gama de colores y estilos, manga larga, corta, puño francés, juveniles, entre otros”, comentó.

“Mi mamá Azucena Blandón ya tenía una línea de blusas, hicimos la innovación de las guayaberas porque con ella apuntábamos a otro nicho de mercado que incluía la posibilidad de exportación”, aseveró la propietaria de Atelier Linos Su.   

RETOS    

 Azucena mencionó algunas dificultades que pasó al iniciar su negocio. “Además del capital inicial al momento de abrir el negocio, hay que dedicar mucho tiempo y dedicación para conseguir nuestros clientes y lograr clientes satisfechos.

Es una trabajo que se debe de realizar todos los días”, manifestó.

La capacitación constante a los colaboradores de Atelier Linos Su, para lograr la calidad de las prendas, es uno de los retos que según Azucena ha tenido que afronta en el  día a día, lo cual ha logrado buenos resultados.   

Según Núñez, la aceptación de las personas ha sido excelente, pues  “nuestra cartera de clientes ha ido aumentando, después de haber logrado ir mejorando en nuestras calidad, hemos logrado incursionar en mercado panameño, el cual era uno de nuestros objetivos”.

Actualmente, Atelier Linos Su emplea a 16 personas, 10 se encuentran en el taller y el resto laboran en su respectivo domicilio. “También nuestras colaboradores pueden laborar en sus casa de habitación, el trabajo lo retiran en el taller y luego lo entregan”, explicó Azucena Núñez.   

Tomado del diario digital, www.elnuevodiario.com.ni , Managua, Nicaragua.
Sección: Economía. 
Miércoles 19 de Abril del 2017. 
Fecha Original: Miércoles 12 de Abril del 2017.     



viernes, 7 de abril de 2017

La próspera panadería que empezó con harina fiada

Tras casi setenta años de historia, un emprendimiento que nació en un pueblo sigue siendo referente de la panadería nacional.  




Cuando a inicios de los años cincuenta Aurora Molina de Mairena abandonó la elaboración de caramelos de azúcar para probar suerte con el pan, no imaginó que su panadería se convertiría en una de las más reconocidas del país y que sobreviviría crisis provocadas por la guerra y la escasez, y por la ausencia de políticas de apoyo para el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Y que pese a ello, tras casi setenta años de funcionamiento seguiría siendo un referente nacional del sector.

Tras dos relevos generacionales exitosos y parte de la cuarta generación de herederos incorporados en la empresa, Aurami S.A. se preparará para alcanzar una nueva meta: posicionar en el mercado internacional parte de los 56 productos que elabora —muchos todavía de manera artesanal— y que vende bajo las marcas: Aurora, Aurami y Puro Pan.
“Mi abuela Aurora se dedicaba a la elaboración de caramelos de azúcar, pero le fiaron una arroba de harina y una tía le dio la fórmula para hacer un producto. Así comenzó esta panadería por 1951 o 1952 en este pueblo muy pequeño (La Trinidad, Estelí) y cuando la Carretera Panamericana todavía era de macadán”, relata Amílcar Mairena Mairena, nieto de Aurora Molina y actual gerente general del negocio.    

       


  Pan de medio centavo     

En sus inicios, doña Aurora elaboraba un pan dulce que se vendía a medio centavo y se hizo tan popular que a los habitantes de La Trinidad muchos todavía los llaman “los pan de a medio”. Luego, en los años sesenta, por la edad de Aurora y viendo el potencial del negocio y de su ubicación geográfica, una de sus hijas, Thelma, y su esposo Julio Mairena, abandonaron el magisterio para dedicarse a la panadería.

Sobrevivientes de la guerra
Julio soñaba con que un día por el frente de la antigua casa de su suegra donde aún funciona la panadería, entraran camiones que salieran por la parte trasera cargados de pan, pero Aurora le sugería que no soñara tan alto. Sin embargo, en pocos años ese sueño se hizo realidad, incluso otras siete casas que la rodeaban pasaron a formar parte del negocio.  

“Mi papá compró un microbús para distribuir el pan y en los años setenta se hicieron las primeras importaciones de maquinaria para industrializar los procesos. Se pasó de los hornos de piedra a los de gas y para ese momento esta era la panadería más grande del país, tenía más de doscientos empleados y treinta vehículos con sus rutas de distribución. Pero se hizo imposible controlar todo, se vendieron los vehículos a comerciantes que asumieron las rutas como negocio propio. Pero luego llegó la guerra y la escasez y todo se detuvo”, sostiene Amílcar.   


      


Generan 240 empleos      

Y aunque tomó tiempo recuperarse —cerca de dos décadas—, actualmente emplean a 240 personas que distribuidas en tres turnos procesan unos 170 quintales de harina diariamente.

Tras concluir sus estudios en Estados Unidos, Amílcar regresó al país y en los años noventa asumió las riendas de la empresa que entraba a una nueva etapa de crecimiento en la que los retos han sido diversos, entre ellos enfrentar las leyes que “penalizan” los esfuerzos de crecimiento de las mipymes.

“Hemos sobrevivido a la competencia de panaderías internacionales que llegan con grandes esfuerzos de expansión, pero nosotros seguimos comprometidos con la calidad y la inocuidad, y aferrados a nuestra filosofía de perdurar haciendo lo que nos gusta hacer y con el apoyo de nuestra fuerza laboral que se siente parte de la empresa y como nosotros orgullosos de ser panaderos”, asegura Mairena al tiempo que critica que en el país las políticas y el marco jurídico castiguen los esfuerzos de crecimiento de las mipymes. 

     


 No incentivos para crecer       


“Lamentablemente no hay incentivo para el desarrollo de las mipymes. Existen leyes que son muy bien pensadas, incluyen incentivos aparentes, exoneraciones, cuota fija y muchos beneficios. Pero si soy un panadero artesanal y quiero dejar de ser mipyme pierdo todos esos beneficios y quedo a la deriva, por eso muchos prefieren tener varias panaderías pequeñas en lugar de una grande, porque las leyes te benefician pero a la vez te estancan”, dice Mairena.

A la pérdida de beneficios se suma que a las panaderías grandes las rige el salario del sector industrial, que es 25 por ciento más alto y tienen que pagar IVA en las materias primas, y como el pan está exonerado de este tributo no pueden retenerlo por lo que se convierte en un costo. Además, la gente espera que por ser grandes, ofrezcan sus productos a precios más bajos. 

“Entonces hemos tenido que hacer magia para crecer, porque una reconversión industrial es casi imposible”, agrega.  

 


 


 Con miras a la exportación     

No obstante, Mairena junto a dos de sus hijas que han asumido responsabilidades en el negocio planean conquistar el mercado internacional. El producto elegido para esa aventura son las galletas de pico y ya tienen posibles distribuidores en los países vecinos.

“Estamos preparados para dar ese paso, pero tenemos que equiparnos para poder competir y estamos trabajando en ese camino”, puntualiza Mairena.   

Contacto    

Panadería Aurami está ubicada en La Trinidad, Estelí, de donde fue la Texaco 2.5 cuadras al oeste.
Los números telefónicos son: 2716-2205 y 2716-2352.
Correo electrónico: infoaurami@gmail.com.
Sitio web: www.panaurami.com
Facebook: Aurami.Panaderia     


Tomado del diario digital, www.laprensa.com.ni , Managua, Nicaragua. 
Sección: Economía.  
Viernes 07 de Abril del 2017.